Dieciocho años atrás… —Antonio, ¿qué haces con esas flores? ¿Son para mí? —preguntó la abuela Pippa Wallas con una sonrisa fingida, mirando al niño. El pequeño Antonio, de diez años y vestido con su uniforme escolar, se encontraba encantado de visitar a su abuela después de la escuela. Le respondió alegre e ilusionado: —Abuelita, me gusta una niña. Mamá me dijo que a las niñas les gustan las rosas, así que compré algunas para dárselas mañana. ¿Podrías ponerlas en agua por favor? La abuela Pippa tomó las flores con cierto enfado, las examinó y le contestó: —No deberías hacerle caso a tu madre. Yo tengo más experiencia en la vida por ser vieja. Según mi experiencia, las niñas son malas y no quiero que te rompan el corazón por ser de piel bronceada. Sería mejor que hagas amigos varones e

