—Ed, ¿dónde vamos a comer? —preguntó Kevin, persiguiéndolo rápidamente al verlo salir. Antes de irse, se giró y le guiñó un ojo a Olivia, diciendo con una sonrisa—. Eres graciosa, guapa. Espero que ganes la apuesta. Olivia se quedó sin palabras, pero aún así, había superado la prueba. ¡Y tener oportunidades siempre era mejor que enfrentarse a un callejón sin salida! Ya era mediodía cuando Olivia terminó su entrevista y volvió a casa, agotada. —¡Bienvenida a casa, mami! —Emma corrió a abrazarla con entusiasmo—. He memorizado todos los alfabetos y Katy dejo la comida lista. ¡Ahora estoy esperando que mamá prepare los platos! —¡Buen trabajo, cariño! —dijo Olivia, besándole la mejilla con ternura. Después de lavarse las manos y cocinar, madre e hija almorzaron juntas. Olivia recordó cómo,

