- ¿Has hablado con Sabrina sobre esto? –me pregunta Gelys serio-.
- En realidad no, había olvidado por completo este incidente –le confieso-, hasta ahora caigo en cuenta que todo parece una trampa bien armada y yo de imbécil caí.
- Así parece, la condenada supo agarrarte por tu lado más débil, las mujeres –hace una pausa tomando su teléfono- solo que sabía que con ella no ibas a caer ni siquiera drogado.
- Ya no tiene caso hermano, pasó hace años, si su intención era poner en mi contra al pequeño huracán lo logró –le digo con pesar-, tal es así que desapareció definitivamente de mi vida.
- Así parece hermano, pero uno no debe dar nada por sentado, ella está viva, algo me lo dice, tal vez la vida te dé la oportunidad de tenerla de frente nuevamente, a pesar de tus errores puedes enmendarlos, hacer méritos para ganártela –me dice pensativo-.
- Ya no quiero volver a caer en lo mismo, esa mujer es demasiado complicada, tiene un carácter del demonio, ¿crees que yo quiera volver a caer en una discusión constante? De seguro así será porque mujer difícil, ella.
- Quien te entiende Ales, dices que darías todo por ella y ahora sales con esto –me dice Gelys moviendo la cabeza de un lado a otro-.
- Ya deja de enredarme hermano, igual esa mujer no está ni estará, ni con magia va a volver a mi lado, a fin de cuentas ¿Quién no asegura que tal vez ya esté con otro hombre? –le pregunto fastidiado de su insistencia ante algo que no va a suceder-.
- No te vayas –Gelys me detiene-, confirma si irás a o no a la Convención.
- No sé, ya veré –le digo y salgo de la casa-.
Por momentos me sentí agobiado con la insistencia de Gelys en el tema del pequeño huracán, ¿Para qué alimentar la expectativa de algo que no va a suceder? Si en estos siete años no se dejó encontrar, no creo que ahora aparezca, mucho menos que dé suceder de su brazo a torcer y acceda darme una oportunidad.
Soy realista, reconozco el daño que le hice, reconozco lo hiriente que pudieron haber sido mis palabras para ella, pero ¿cómo actuar ante una mujer como ella?, una mujer que aunque físicamente no es de las que estaba acostumbrado, tenía algo que me atraía hacia ella, la condenada me traía idiotizado, solo soñaba con tenerla en mi cama. De hecho solo sueño con revivir esos momentos en que a la fuerza la hice mía. Solo sueño con retroceder el tiempo y darnos la oportunidad que la vida puso en mis manos y de terco desaproveché, quisiera ver qué tan diferente hubiera sido una relación entre los dos, una relación del tipo de las que vive Gelys con Antonella que es pura dulzura o la del tipo de Saúl y la rubia loca que aunque ambos aparentan dominar sobre el otro es una relación que con el tiempo se ha ido afianzando.
"¿Si ellos han podido por qué yo no?", pienso frustrado reconociendo mis errores,
"Bueno ¿por qué va a ser Ales?, por tu prejuicio pendejo de ver solo el físico", mentalmente me pregunto y doy la respuesta. Yo mismo hice todo para que ella me odiara al punto de desear no verme nunca más. Se cumplió mi deseo manifestado a gritos de no quererla en mi vida.
Ahora no hallo como arrancar este sentimiento que, como las termitas a la madera, carcome el alma y duele de a poquitico.
- ¿Y esa cara? –me pregunta la rubia saliendo de la casa. Iba con intenciones de abordar mi camioneta pero inconscientemente los pensamientos frenaron mi paso, lo que hace Iliang aun en ausencia-.
- Nada, solo pensaba –le digo contrariado-.
- ¿Vas a ir con nosotros? –otra más que insiste en la pregunta-.
- ¿Por qué tanto interés en saber si iré o no? –le pregunto mirándola fijamente a los ojos-.
- Solo para saber si contaremos con uno más para la parranda, sabes que eso es lo mio, mis casos y la parranda –me dice moviendo las manos en el aire-.
- ¿Será que algún día enseriaras tu vida? –le pregunto curioso porque pareciera disfrutar su vida de soltera, ni caso le hace a Saúl-.
- ¿Para qué?, ¿Para amargarme como la gran mayoría de las mujeres después de casadas? –me pregunta mostrando desinterés en el tema-, déjenme así, estoy feliz y no le hago daño a nadie.
- Me voy –le digo encendiendo la camioneta-, ¿cuándo es que tienen pautado salir?
- A medianoche de mañana –me dice distraída-.
- ¿Y por qué a esa hora? –le pregunto curioso-.
- Pregúntale a Gelys, yo no soy la que está organizando el viaje –me dice mostrando fastidio-, anímate, tal vez el viaje te traiga un cambio de vida.
- Que cambio de vida ni que nada condenada rubia, hasta mañana –le digo y pongo en movimiento la camioneta-.
- Te acordarás de mí –me grita desde la distancia-.
Manejé hasta mi casa, allí conseguí a Lucia haciendo el aseo con el resto del personal. Parece no entender que su lugar en esta casa no es el de una empleada más sino el de mi nana, la madre que la vida me quitó.
- Hola mi niño, regresaste –me dice observándome-.
- Vengo de la casa de Gelys –le digo yendo a la cocina a servirme un vaso de jugo-, nana mañana saldré de viaje, voy a Colombia y de allí iré a una Convención donde me encontraré con Gelys y el resto. Espero que la negociación de Colombia no me retarde. No quería ir a la Convención pero Gelys ha insistido tanto que creo que sería bueno buscar otras distracciones.
- Hazle caso, llevas muchos años encerrado en ti mismo, date la oportunidad de volver a vivir, pero de verdad, no la vida triste y desenfrenada que vienes llevando –me dice con ternura-.
- Ya veré nana, ya veré –le digo tomándome sin respirar el jugo-, no es fácil reconocer los errores y arrancarse los sentimientos de un solo golpe. Por eso la vida que vengo llevando.
- Ales –me llama Malcolm desde la puerta de mi casa-.
- Aquí estoy –le grito-, ¿Qué sucedió?
- Hermano me acaban de informar que hirieron a Gerónimo en Colombia, está grave –me dice con el rostro enrojecido-.
- ¿Y yo que tengo que ver en eso? –le pregunto acercándome a él-.
- Pidió hablar contigo –me dice serio-.