Mientras esperaba con Dominic que Noah saliera de la guardería como ya se había hecho una costumbre de hacer, Teo intentaba ignorar a su alrededor, pero era imposible cuando las personas los miraban fijamente y comentaban entre ellos tras soltar una sonrisa. No había mala intención en ello, Timoteo podía sentirlo a la perfección tras haber vivido tanto tiempo con sus tíos y su prima, solo... era una inocente curiosidad. Curiosidad por Dominic y él. Pero eso no era lo único, además de esas miradas curiosas, también había una enorme cantidad de lobos salvajes. Sí, inesperadamente en algunas de sus salidas con Dominic y Noah dentro de la comunidad observó uno que otro, pero nunca fue a tal magnitud como en ese momento. —Dulzura, te romperás el cuello —comentó Dominic con un cariñoso tono—.

