Terminando la llamada, Dominic exhaló un poco frustrado y guardó su celular con un movimiento tenso. Girando, se encontró con esos dulces ojos observándole llenos de curiosidad, lo cual era bueno, ya que el alfa dominante odiaba la visión de ellos empañados por la tristeza. Acercándose al balcón de su habitación, enfrentó a su compañero de vida.
—Sé que es maleducado de mi parte dejarte solo en mi casa el primer día sin siquiera haber tenido la oportunidad de darte un recorrido, pero el trabajo me está llamando y, lamentablemente, no es una reunión que pueda ignorar —explicó tensamente.
Percibiendo el disgusto en el tono del contrario, Teo alzó su mano y la colocó en el codo de Dominic.
—Está bien, el trabajo es importante y no puedes dejarlo de lado solo por mí.
—Tú también eres impor
