Capítulo 40

2279 Palabras

Parado cerca de una ventana, Teo admiraba con una gran sonrisa enternecida al pequeño Noah jugar en el jardín con su regalo, el cual había estado llevando prácticamente hacia todos lados tan pronto como se lo dio. En un principio, tuvo sus dudas sobre si fue buena idea o no regalarle un peluche de conejo n***o con largas orejas y ojos azules, pero fue algo instintivo comprarlo, tan pronto como lo observó en el mostrador de la juguetería, simplemente supo que le pertenecía a él, tal cual como había ocurrido con el regalo de Dominic. Recordando dicho regalo, Timoteo metió la mano en el bolsillo de su pantalón y suspiró tras rozar la pequeña caja. Había querido darle su regalo a Dominic un montón de veces, pero entre que no encontraba la oportunidad para dárselo, mientras más tiempo demoraba

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