Un espía en la empresa

1950 Palabras

DOMINIC Nuestro ensueño sexy no puede durar mucho. A la mañana siguiente, no he recorrido ni un metro dentro de la oficina, y aún comparto sonrisas persistentes con Vanessa al final del pasillo, cuando Asher me llama a su oficina. Su expresión sobria resucita todas mis viejas ansiedades, las que Vanessa había ayudado a descansar. Volviendo a la vida como la serpiente que el encantador de serpientes saca de su cesta. –Siéntate para esto– dice Asher, con las palmas de las manos apoyadas en la parte superior de su escritorio. Me siento en la silla frente a él, ya demasiado preocupado para hablar. –No quería hablar de esto en tu oficina– dice en voz baja. –Estoy empezando a preguntarme si hay espías en tu lado del edificio. –¿Espías? – Me lanza una mirada seria. Y luego me acerca un eje

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