ISAAC —¡¡A un lado!! —grité a Erin—. ¡¡Al lado!! A pesar de la ola monstruosa que la había arrastrado, de alguna manera cayó con gracia al costado de su longboard. Remé hacia ella mientras su cabeza emergía del agua. —¿Estás bien? —pregunté, con el pecho hecho un nudo. Era normal caerse al surfear, y Erin no corría peligro salvo que chocara con su tabla. No debería haberme preocupado tanto, y sin embargo lo hice. Y no solo con el surf. Con todo. Era una sensación que no experimentaba desde hacía muchísimo tiempo, y hacía todo lo posible por no pensar demasiado en ello. —Estoy bien —dijo Erin, secándose el agua de la cara y sonriendo. Me reí entre dientes, aliviado. —Bien. Tomó el control de su tabla. —Casi lo logro esa vez. —Sí, casi. Aprendes rápido. Giró el rostro hacia el océ

