Wesley
—Amigo, tus ojos están haciendo otra vez esa cosa rara, como vidriosos —Josh me miró con el ceño fruncido y desconcertado.
Solté un largo suspiro. —Lo sé. Solo estoy tratando de asimilar todo esto del lanzamiento y la gala.
Él resopló, pero sus ojos tenían un brillo animado. —Oye, hombre, tú fuiste el que quiso añadir la gala a la mezcla.
—Lo sé —apoyé los codos sobre el escritorio y froté mis puños contra mis ojos hinchados y ardientes. Me masajeé las sienes doloridas con la punta de los dedos.
—Eres tu peor enemigo —dijo.
—Y se supone que eres mi amigo —le señalé—. Así que, ¿por qué no haces algo útil y me ayudas a salir de esta trinchera?
—Ni de broma, hombre. Te enterraste demasiado hondo —me lanzó una sonrisa burlona.
Me puse de pie y me estiré, bostezando. —Eres un imb
