Capítulo 1- Noche de chicas.

1862 Palabras
| ALEX | — Me acabo de mudar a la ciudad...— Agite el sorbo de ron y coca-cola en mi boca en un esfuerzo por no escupirlo por toda la barra. Luego tragué con cuidado y giro para poder ver a mi amiga Victoria en el taburete de a lado. Que actualmente estaba siendo el centro de atención de un grupo de hombres. Ella es hermosa, alta, delgada y con un par de tetas que podría noquear a alguien, literalmente. Una vez ellas, habían dejado inconsciente a un hombre. Esta bien, está bien, estoy exagerado, más bien la vista de su impresionante escote había causado que el hombre hiciera una doble toma y rápidamente se topo con un pilar de ladrillo grande y extremadamente duro en este mismo bar, pero el punto sigue ahi. Victoria es una diosa hermosa y es mi mejor amiga. —¿Podrías darme las direcciones sobre como llegar hasta tu casa?— pregunta el hombre que se había abierto paso a codazos hasta el frente de la multitud que rodeaba a Victoria. — ¿Qué? — pregunta Victoria dandole una mirada divertida al idiota ese que esta tratando de ligar con ella —Ella no tiene un hogar— murmuro. —Es tan horriblemente ridícula tu linea de ligue, que solo un idiota como tú se atrevería a usarla—Por Dios, como un hombre puede usar una línea de ligue tan sin sentido. Los labios de Victoria se torcieron ante mi cáustica queja. —Silencio, tu— murmura mi amiga antes de dirigirse al hombre. —Juegos de palabras. Tengo cierto cariño por ellos— Su respuesta lo hizo empezar a hablar, ahogándose en diferentes idiomas y dobles sentidos. Podría haber sido casi admirable, la gran cantidad de palabras oralmente vomitadas en nuestros oídos, si no fuera tan triste y patético. Tomé otro sorbo de mi bebida. Uno más grande porque...amarga mucho? —Lo siento— susurró Victoria con la comisura de la boca. —No se porque siempre sucede esto— —Porque eres una Barbie— digo, golpeando su brazo con mi hombro. —No es tu culpa— le digo. Mi amiga tiene ese carisma tácito que atrae a los hombres a ella como abejas a la miel. Y para ser honesta, a veces eso hacia que fuera difícil ser su amiga. No me importa estar en segundo plano; lo prefiero en realidad. Cuando me dan demasiada atención, me congelo e inevitablemente hago el ridículo. Pero atraer una multitud de hombres babeantes cada vez que salimos hace que sea difícil tomar una copa con mi mejor amiga, no se diga una cena completa. —Lo siento— dice de nuevo. Cuando el galán número uno fue desplazado, otro hombre se deslizo hacia adelante en un intento de llamar la atención de Victoria. —Honestamente, pesé que la chaqueta ayudaría— Hice una mueca. —La chaqueta es la que lo esta haciendo, creo— Un chaqueta corta hecha de cuero n***o, golpeo justo debajo de sus senos y logro enfatizar el tamaño y el rebote de esa particular parte de su anatomía como la delgadez de su cintura. —La próxima vez, bebidas en mi casa y comida para llevar— le digo levantando mi copa. —Completamente de acuerdo— —¿Quieres que nos vallamos?— pregunta mi amiga inclinando su cabeza hacia la puerta. —No—le digo, dirigiendo mi cabeza a los cromosomas Y que salpicaban el espacio a su alrededor como flores en un macetero. —El príncipe azul puede estar aquí— digo, mi amiga eleva una ceja. —Lo dudo— —Tu eres la que busca un felices para siempre— Vuelvo a empujar su brazo con el mío, sabiendo que mi amiga es una romántica y, a pesar de su belleza, es también muy solitaria. Es difícil para ella encontrar a alguien que la vea como algo más que la suma de sus partes. Victoria esta desesperada por ser más para alguien. —No estoy tan segura de que exista el felices para siempre— dice. —Oh, definitivamente existe— digo, sosteniendo su mirada, deseando que ella creyera. Porque felices para siempre tenia que existir. Para algunas personas. De la variedad diosa. Porque si Victoria no podía encontrarlo ¿que oportunidad tendría yo? No es que estuviera mirando, muchas gracias. Estoy bien con mi computadora portátil, mis calcetines cómodos y mis libros. —Ahora sigue buscando ese felices para siempre— le digo usando las palabras favoritas de nuestros libros favoritos: romance por su puesto. Porque, ¿que diablos era la vida sin hombres con cara de dioses y machos alfa que realmente se preocupaban por las mujeres con las que se acostaban? Victoria se mordió el labio y yo entrecerré los ojos hacia ella. —Estaré aquí para bromear desagradablemente sobre las malas líneas de ligue que tu príncipe te lance— ella se ríe, apoya su cabeza contra la mía. —Eres la mejor— sonrió, me hecho hacia atrás. —Lo se— Victoria se volvió hacia sus admiradores y saque mi teléfono, medio leyendo el último lanzamiento de nuestros autores favoritos y medio escuchando a mi amiga hechizar a todos los que la rodean. —Eres buena amiga— Una voz masculina, que envió un escalofrío desde mi cabeza hasta los dedos de mis pies. Era miel, cálida y lánguida mientras se deslizaba por mi columna y hacia que mi sangre bombeara. Lo cual era muy peligroso. Suspiro. Esta es siempre la peor táctica, el esfuerzo masculino más turbio para llamar la atención de mi amiga. Empezando por la mejor amiga ligeramente arrugada, linda pero definitivamente no hermosa, excepcionalmente torpe. Activo mi radar de compañera interior en alerta máxima. Principalmente por que ya me habían lastimado de esta manera antes. Así que "mmm-hmm" fue lo único que dije en respuesta. —Owen— una mano apareció directamente frente a mi cara, colocada injustamente entre mi bebida, mi libro, mis ojos y mi boca. Resople y finalmente mire hacia arriba. Luego rápidamente sentí que mis labios se abrían. Porque, maldita mierda, este tipo es hermoso, muy fuera de mi alcance, por supuesto. Tiene cabello castaño claro, ojos azules, alto y musculoso. Le dio vida a cada una de las fantasías de Thor: la versión de pelo corto, rapado, con relámpagos al lado de la cabeza. Que reconozco que es de los mejores que he visto. Llevaba un par de pantalones y una camisa gris que esta tan pecaminosa mente apretada alrededor de sus bíceps, por un momento esperaba que se abriera de golpe. Estudio esas costuras en busca de signos de desgaste. Quiero decir, una chica tiene que cuidarse del resto de la humanidad, ¿verdad? Desafortunadamente para mi la camisa permaneció en su lugar y los rayos característicos no estaban presentes en el cabello de Owen, pero sus pantalones estaban tan ajustados que su "martillo"... Me muevo de mi taburete, mis muslos se apretaron inconscientemente mientras la sangre se acumulaba allí. Que fue el momento exacto en que recodé que el no estaba allí por mi. Maldición, este hombre irradia el mismo encanto que mi mejor amiga. ¿No es la vida simplemente perfecta aveces?. Una hermosa pelirroja estaba sentada en el taburete detrás de el, inclinándoselas hacia adelante en una pose casi obscena par competir con el escote de Victoria. Ella no podía, por su puesto. Pero no era solo una mujer compitiendo por su atención. No, estaban repartidas por la habitación, parpadeando coquetamente hacia él, cruzando y descruzando las piernas, ajustándosela la ropa. Incluso la cantinera, mujer, morena, hermosa, había elegido pulir anteojos a dos pulgadas de su codo derecho. El es como una estrella de cine guapo y el es...perfecto para Victoria. —Alexandra— finalmente me obligue a responder, extendiendo mi mano para estrechar la suya. No era decepción enroscándose alrededor de mi estomago. No podía ser, no cuando Owen estaba tan estratosféricamente fuera de mi alcance. Sonrió, una bonita sonrisa, por supuesto, y me estrecho la mano. Suprimí la chispa de placer que me atravesó con el contacto. En cambio, me hecho hacia atrás y levanto un pulgar sobre mi hombro. —Su nombre es Victoria. Le gusta el cosmos y odia las frases cursis, a pesar de su amabilidad al aceptarlas— Decidí lanzarle un solido porque, en realidad eran absolutamente perfectos para el otro. —Habla con ella sobre cuanto ama CSI— guardo mi teléfono en mi bolso, agarro mi bebidas y la termino. —Odio CSI— dijo, bajando las cejas. —Si quieres una oportunidad con ella, es posible que quieras descubrir un nuevo gusto por el show— Mis piernas tardaron mucho en llegar al suelo, problemas de personas bajitas, pero afortunadamente hicieron contacto con la superficie de madera antes de que Owen hablara de nuevo, de lo contrario, podrían haber seguido deslizándose hasta que terminara de culo en el suelo pegajoso. —No quiero una oportunidad con ella— dijo. —Quiero una oportunidad contigo— Mis ojos volaron hacia arriba, y no pude evitar que mi respiración se detuviera. Yo también quería eso. Una horizontal posibilidad. O diablos, vertical. Semi-reclinado. Tomaría cualquiera de esas. Mi cuerpo es muy consiente de lo caliente que esta. Pero entonces recordé la realidad. —Soy la mejor amiga— digo y levanto la barbilla, forzando mis palabras a ser prácticas. Ya había pasado por esto antes. —Puedes ser follable hasta más no poder y perfecto para Victoria, pero me niego a tenderle una trampa a un mentiroso— Es un movimiento demasiado rápido para que mi cerebro lo procese, mi taburete fue empujado hacia un lado y quede atrapada contra la barra, con mis caderas pesadas. Presionandose contra mi, un pecho duro a dos pulgadas de mi boca. Victoria se giro rápidamente ante el movimiento y pude verla por encima del hombro de Owen, sus ojos verdes preocupados. —Hola Victoria, soy Owen— dice, tan tranquilo como puede estar, con la mirada fija en mi cara y luego en mis ojos cuando los míos invariablemente no podía mantenerse alejados. —Voy a tomar prestada a tu amiga por un minuto— —¿Alex?— ella pregunto y supe que iría a batear por mi en ese mismo momento si necesitaba que lo hiciera. —¿Comadreja o no?— Me las arregle para jadear. Por alguna razón, no podía recuperar el aliento. No es que tuviera nada que ver con él. —¿Comadreja?— preguntó. Neguémoos con la cabeza, enfocándome en mi mejor amiga. Comadreja es la palabra clave para los hombres que trataban de meterse, literalmente en mis pantalones y luego en los de ella. Estaba apunto de decir a la mierda, vamos, aunque Owen fuera una comadreja. El huele asombroso. Su cuerpo esta duro y caliente contra el mío. Y ha pasado demasiado tiempo desde que tuve sexo. —No hay química de mi parte— dice Victoria. —Tu amiga no es la que me atrae— gruñe Owen. —Eres tú y me esta enojando que no cresas eso—
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