Me alegré muchísimo de haber cortado toda esa leña. El fuego ardía constantemente, nos turnábamos para atenderlo para asegurarnos de que no se apagara. Mantenía nuestra cabaña caliente como un horno; la cantidad perfecta de tostado. Según Levi, si dejamos entrar el frío, será difícil salir. Como no podíamos salir tanto, Levi comenzó a educarme más por dentro. Aprendí más sobre las diferentes manadas, diferentes aspectos del área en la que vivíamos y otra —información muy útil—. Aparentemente, todos los hombres lobo envejecían como un humano normal hasta que llegaban a los veinticinco años, luego el proceso de envejecimiento se desaceleró dramáticamente. Muy dramáticamente. ¡Diablos, Lander parecía tener poco más de cuarenta años y el tipo en realidad tenía poco más de trescientos años!

