No dormí bien esa noche. La emoción por la mañana de Navidad mezclada con el deseo de mi lobo de aventurarse parecía impedirme encontrar ese lugar de sueño tranquilo. Pasé algunas horas, pero no las suficientes como me hubiera gustado.
Antes de darme cuenta de lo que estaba pasando, Derek y Ellie estaban saltando sobre mi cama con sus pijamas navideños a juego. —¡Feliz Navidad!—
Me reí de los dos vampiros que parecían más niños que criaturas de alrededor de medio milenio de antigüedad. —Feliz Navidad a ustedes dos—.
Ambos cayeron sobre la cama y me abrazaron antes de sacarme del calor de mi cama. Derek me sonrió juguetonamente mientras Ellie comenzaba a salir de mi habitación. —¡Vamos, tenemos regalos que abrir!—
—¡Y mimosas!— Ellie respondió mientras regresaba de la cocina con una cop
