************* Susurraron de nuevo y encendieron la picazón que pensé que había perdido. Palidecí cuando empezó a arañar y arañar y arañar mi mente y recordarme que estaba allí. —Cristine—, gritó uno de ellos como si fuera una canción. —Ven y verás—, prácticamente cantó otro. Evangeline todavía estaba a mi lado y miraba en la misma dirección que yo. Ella se movió y me miró con grandes ojos verdes. —¿Qué demonios es eso?— —¿Tú también lo escuchas?— Ella asintió. Ella asintió y cuando lo hizo escuchamos a otra decir suavemente: —Evangeline, necesita ver—. Evangeline se quedó quieta mientras el color desaparecía de su rostro, pero mi lobo tenía curiosidad. Ella no sintió peligro, pero el sonido de ellos todavía hizo que se me erizara el vello de la nuca. Di un paso hacia allí y Evange

