Algo quedó sellado mientras chispeaba y crepitaba en el fondo de mi mente hasta que Evan soltó la mano de Ethan. Ethan miró la habitación llena de hombres con las palmas ensangrentadas y les hizo un gesto con la cabeza. —¿Cuándo?— preguntó Stephen. —Pronto— respondió Ethan, su voz tranquila y serena mientras todos los capitanes asentían. —Entonces estaremos listos —añadió Justin. Todos los guerreros se fueron, dándonos buenas noches y dejándonos a los tres en una cocina que empezaba a oler a manicotti. El vientre de Evan retumbó, lo que hizo que una pequeña sonrisa apareciera en mis labios. —¿Quieres quedarte a cenar Ev?— Sacudió la cabeza. —Lyanna ya tiene la cena lista y quiere cortarme el maldito cabello.— Ethan se rió un poco y puso los ojos en blanco. —Es un hermanito largo.—

