capitulo 4

2398 Palabras
De camino a la casa de Frank costello pienso en todo lo que puede pasar, no entiendo que es lo que ese hombre quiere conmigo, fui grosera y él también lo fue conmigo. En este caso él es el multimillonario y yo la pobre joven hermosa que necesita un poquito de su dinero. Sentada en el coche enfoco la mirada a la calle, las luces, el paisaje, personas caminando, algunos con caras felices, algunos tristes, otros con alegrías. Me veo a mi misma la vida que me ha tocado vivir no es fácil, siempre he tenido que luchar por todo lo que he querido, esto me ha hecho muy fuerte, pero ya estoy cansada de esta vida, no quiero luchar más, quiero tener una buena vida junto a mi padre, así que si el señor costello quiere darme un trabajo, sea lo que sea lo aceptaré, creo que no tengo más salidas, siento mis manos y están sudando, tengo muchos nervios. Se para el coche... Al parecer ya llegamos, miro por la ventana del coche, es un lugar muy hermoso, es una mansión de esas como en las revistas, es como el lugar en el que siempre he soñado vivir, está rodeado por paredes altas y blancas con árboles verdes frondosos, la mansión esta llena de camaras de seguridad, lámparas blancas, que iluminan todo el lugar, con muchos ventanales, hay un garage con espacio para 10 carros, todo lleno de carros lujosos y elegantes, para llegar hasta la casa, hay una reja negra muy fuerte de barrotes gruesos, en la entrada plasmada con el apellido Costello, el camino hacia la casa está lleno de jardines de flores bellísimas, es inmensa, en la mitad de la entrada hay una fuente dorada brillante, estoy deslumbrada. Este lugar es mágico, el guarda espaldas me abre la puerta y me dice que me baje del coche y espere, estoy emocionada, pero asustada, los nervios invaden cada partesita de mi cuerpo, se acerca un sirviente con corbatín, parece un pingüino, todo pequeño y gracioso me dice —Señorita por favor sígame— mientras me muestra el camino hacia adentro de la espectacular mansión. —Si señor, para donde vamos— le digo mientras camino muy despacio. —El señor la está esperando en su estudio, siga por favor. Entro a la mansión, parece un sueño, todo es espacioso e impresionante, cuelgan del techo lámparas con brillantes que iluminan todos los espacios, muebles blancos, paredes blancas, una chimenea moderna de esas que se usan con control, un televisor inmenso, esas gradas en espiral, como en las películas, estoy deslumbrada mirando todo el lugar. Llegamos a una puerta grande y blanca, el sirviente me dice que espere que ya me abren, él se retira, y escucho una voz sexi y gruesa desde adentro. —Siga por favor... La puerta se abre, entro muy despacio, es como una oficina de un multimillonario engreído y grosero, todo muy lujoso y hermoso, vaya que el mafioso tiene buen gusto, sentado en la silla de su escritorio me mira y sonríe, lo miro y me quedo seria. Hay esta él con otro hombre de corbata, un señor mayor, debe ser su padre. —Buenas tardes, mi nombre es Cooper jaxon, soy el abogado del señor costello aquí presente, siga señorita, por favor siéntese, ya el señor costello le explica de que se trata— me habla el abogado abriendo una carpeta con papeles, parado alado del señor costello. Se para de la silla, se me acerca, se pone al frente de mí y me dice… —¡Hola, señorita Isabella Miller!— mientras me mira fijamente. Me quedo paralizada, no sé que hacer, se escucha tan bien mi nombre cuando sale de su boca, me siento en la silla, le hablo con mucha tranquilidad —Señor Frank costello me puede explicar por favor ¿qué hago aquí?, no lo entiendo, pues si quiere ¡asesinarme!, ¡hágalo!, ya le dije que no le tengo miedo, o acaso ¿va a demandarme?—le hablo con aparente seguridad, pero por dentro estoy temblando de miedo —No, no quiero matarte tampoco demandarte, nada de eso— me lo dice con una risa fuerte, burlándose. —Esta es la razón por la que quiero hacer esto con esta mujer, es la indicada, quiero divertirme un rato con ella— voltea a ver a su abogado y le habla. —Si señor lo entiendo— el abogado levanta su mirada hacia él asintiendo— entonces ya está todo listo, solo falta que la señorita firme. —¿De qué habla?, ¿qué tengo que firmar? ¡No entiendo nada! —sigo sentada sin encontrar una respuesta. —Isabella, tengo una propuesta de trabajo para ti, escucha con atención— me habla Frank pasando su mano por mi mejilla. No lo puedo detener, sus manos son tan suaves y su olor es tan varonil. —Por favor quiero saber de qué se trata—le hablo en tono serio y quitó su mano de mi mejilla. —Relájate mujer, tranquila, no comas ansias— ¿quieres algo de tomar? —¡No! Solo quiero saber de qué se trata— entra un hombre de bata blanca y se para mí lado. —Primero que nada necesito que el doctor aquí presente te saque un poco de sangre para unos pequeños análisis, y saber si eres apta para el trabajo, ya te voy a decir que se trata—me habla mientras saca una cerveza de la neverita. —Necesito una mujer que sea mi esposa, todo es un arreglo, no quiero una mujer que me ande jodiendo la vida, solo son apariencias, el contrato consiste en que tú vas a ser mi esposa para los ojos de todo el mundo, nada de amor, debes hacer creer a mi madre que eres la mujer perfecta para mí y que deseas darme un hijo, cuando mi familia y la servidumbre estén cerca, seremos una pareja enamorada, vamos a tener un hijo, después de un año firmamos los papeles del divorcio, tú te vas de mi vida y dejas a mi hijo conmigo, ¡Está claro!— me habla en tono serio. Me quedo paralizada, trago saliva, no puedo creer lo que estoy escuchando, esto no me lo esperaba, la verdad con este hombre a lado no será tan difícil, pienso mientras dejo que el doctor saque la sangre de mi brazo. —Sé que necesitas dinero, tu padre es un simple mecánico que no puede pagar todo lo que necesitas, no te preocupes por el dinero aquí vas a vivir como una reina, todo lo que quieras lo va a tener, comodidades, joyas, vestidos, zapatos y todas esas tonterías que les gustan a las mujeres, aparte este trabajo tiene un pago muy generoso, aquí hay un cheque en blanco, solo pones una cifra la que tú desees no hay límite y al finalizar el año del contrato tendrás todo tu dinero, no quiero que dejes el trabajo tirado— me habla en tono tranquilo, dando vueltas a mi alrededor. Después de la boda que va a ser aquí mismo en la mansión, vamos a vivir aquí en los Ángeles, tengo muchos negocios pendientes, algunas veces tendremos que salir del país. Entonces que dices, ¡aceptas!— me habla mientras toma un bocado de cerveza, me mira con sus ojos verdes hermosos pero fríos. —No sé que decir, no me esperaba esto, ¿Por qué me escoge a mí? Usted me insulto, me dijo que soy una prostituta, además, si los dos no tuvimos un buen comienzo ¿por qué yo?— le hablo confundida mientras cruzo mis piernas —Porque me pareces divertida, hermosa, creo que podríamos hacer un buen trato, y bueno lo de prostituta es verdad, a eso se dedica Gary, a llevar prostitutas a hombres multimillonarios como yo, ¿entonces que hacías tú con él? Igual eso ya no importa, ahora solo importa lo que te estoy proponiendo ¿entonces que dices?, ¿cuál es tu respuesta? Los dos necesitamos algo del otro, es justo, ¿no crees?— me sigue hablando sin quitarme la mirada de encima. ¿Qué hago? El tiene razón, pero no entiende que no soy una prostituta, como hago para convencerlo de que era mi primer día y jamás me he acostado con ningún hombre, ya le haré cambiar la impresión que tiene sobre mí, esto es como si mi sueño se hiciera realidad, aunque ¡con un contrato! ¡Voy a poder tener todo lo que quiero!, ¡voy a ser millonaria!. —Entonces que dices Isabella Miller, ¿aceptas firmar el contrato? Mira si tú no aceptas, otra lo hará, —Puedo ir a mi apartamento, pensarlo y mañana darle una repuesta— le respondo mirándolo a los ojos fijamente. Se acerca a su abogado hablan entre ellos por un minuto, regresa, se pone delante de mí y me dice... —¡No Isabella!, debes responder ahora mismo, no tengo tiempo para estas chingaderas, los negocios se hacen o no se hacen, no me hagas perder tiempo mujer, pierdo dinero hablando contigo. ¡decídete! —Está bien acepto, ¡dónde firmo!— ¡Estoy realmente loca!, pero es lo que siempre he querido, por fin voy a salir de esta maldita pobreza, aunque creo que estoy en problemas, estoy firmando un contrato con un mafioso multimillonario, además peligroso, ¿qué más puedo hacer? No tengo más salidas, ¿qué puedo perder? Estoy cansada de ser pobre. —¡Firme aquí señorita!— se acerca el abogado pasándome un montón de hojas y un bolígrafo. —Ya está todo, el contrato tiene todo lo que te mencioné antes— me habla Frank mirándome con sus ojos fríos sin mostrar ni una sola emoción. —Me gustaría leer todo, sobre todo estás letras pequeñas, la verdad casi no las puedo ver— le digo poniendo mis ojos casi dentro de la hoja —No te preocupes Isabella, no es nada, son formalismos, nada del otro mundo. Nada malo va a pasar, lo importante aquí es que te vas a volver millonaria, eso es todo lo que debes saber o me equivoco. —Está bien confío en ustedes y su palabra— les hablo mientras firmo el contrato y se lo entrego al abogado. El abogado se despide de Frank y sigue hacia la puerta —Hasta pronto señorita Miller—se despide el abogado, cerrando la puerta —hasta luego señor Cooper. Me quedo sentada en la silla, esperando que Frank me diga algo. —Isabella, mañana será la boda, el notario llega aquí a las 3 de la tarde, quiero que vayas a tu casa y le cuentes a tu padre que te vas a casar, nadie debe saber del contrato que acabaste de firmar, absolutamente nadie, eso se queda entre mi abogado, tú y yo, mañana en la mañana te quiero aquí muy temprano. Lo interrumpo —¿Puede venir mi padre y mi amiga Romina a la boda?. —Si pueden, pero ya sabes que no debes decir nada, no te preocupes por los arreglos de la boda, y la ropa para ti, tu amiga y tu padre, ya todo está arreglado—me paro de la silla, me acerco hacia él, huele delicioso, ese traje n***o y esa corbata roja le quedan espectacular, paso mi mano sobre su corbata, deslizándola suavemente, levanto la mirada directamente a sus ojos verdes, me mira y me hace para atrás con un empujón. —Señorita esto que estamos haciendo aquí es un negocio serio, no veo porque tienes esas confianzas conmigo, soy tu jefe, haz bien tu trabajo, cuando estemos a solas no vamos a tener ningún tipo de contacto, a no ser que sea para engendrar a mi hijo. Ahora retírate, tengo muchas cosas importantes que hacer, recuerda todo lo que te dije antes, no quiero tener problemas contigo, mi chófer te va a llevar a tu apartamento, y recuerda estar lista en la mañana a las 8 pasa por ti para traerte de vuelta— me pasa la mano sin mirarme...—un placer hacer negocios contigo, ahora vete, el chófer está esperando afuera. Me quedo pensando, había olvidado que es un engreído, un completo idiota. Ya firmé el contrato ahora debo seguir sus órdenes, me acercó un poco y le pasó la mano de vuelta. —Hasta mañana señor Frank costello— Me retiro, abro la puerta, salgo hacia la entrada, hay está el chófer esperándome, me abre la puerta y me subo al auto. ¡Que he hecho!, ¡estoy loca!, no debo decirle nada a nadie, ni siquiera a Romina, guardaré este secreto para no tener problemas, pero Romina va a hacer preguntas, ella no me va a creer que ese hombre se quiere casar conmigo de la noche a la mañana, tengo que inventar algo. No sé que decirle a mi padre, él no me va a creer que estoy enamorada, y va querer saber cómo lo conocí, de dónde salió este multimillonario, tengo tanto que pensar, y si no les digo nada, me escapo y no vuelvo más, pero me van a buscar, no, no puedo hacer eso, no puedo hacerle eso a mi padre, ya sé, voy a inventar una mentira para mi padre y otra para Romina, así todos estarán tranquilos, y yo podré cumplir el contrato con el señor costello, ¡por Dios cuánto tiempo llevo aquí pensando!. —Señorita llegamos a su apartamento— el chófer me abre la puerta y me bajo. —Gracias, señor— camino hacia la entrada. —Paso por usted mañana a las 8. —Si señor estaré lista temprano— el señor enciende el coche y se va. Entro al apartamento, ahí está sentado mi padre en la sala esperándome con cara de preocupación, se para del sofa y me dice con tono nervioso —¡Hija dónde estabas!, ¡me tenías preocupado!, te llame varias veces, pero no me contestaste, ¿qué pasa?— me abraza y le devuelvo el gesto. —Padre tengo que hablar algo muy importante contigo que cambiara nuestras vidas para siempre, necesito que escuches y no me interrumpas, ¡siéntate por favor! —¡Hija me asustas! ¿qué pasa?. Nos sentamos, tomo sus manos y empiezo a hablarle de mi matrimonio repentino.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR