Lucy W. Aparco el auto frente a las imponentes rejas de ingreso a la mansión, no me atrevería a meterme ahí ni loca otra vez, sentía unos desagradables escalofríos cuando me encontraba en este lugar, definitivamente esto no es para mí. - ¡Llegamos! – anuncio dirigiéndome Tino quien me ve con tintes melancólicos al saber que lo expulsare de mi auto. En mi imaginación idealizo una especie de resorte bajo el asiento que logre mandarlo hasta el otro extremo. - ¿Qué es tan gracioso? – pregunta curiosamente al verme fantasear. Me niego a decírselo por supuesto. - Nada, yo sola me entiendo, debes irte ya. Posa de nuevo sus ojos azules en los míos y siento como el corazón empieza a derretírseme, muy dentro sé que no quiero dejarlo ir despué

