Capítulo tres
Juro que intente no dormirme, luche con todas mis fuerzas, pero mis parpados se hicieron pesados, caí rendida sin siquiera darme cuenta. Cuando desperté un pequeño resplandor alumbraba mi cara, en el mismo instante en el que mis sentidos despertaron pude oler el inconfundible aroma de la sangre y recordé donde estaba y con quien. Puedo sentir bajo mi cuerpo el movimiento del animal
- ¿tú no piensas dormir? - le pregunté, la pocision en la que nos encontramos ahora es bastante inadecuada, estoy entre sus piernas y rodeada por sus manos, es la primera vez que me encuentro tan cerca de un hombre
- por suerte para ti, no estoy cansado, si me duermo caeríamos ambos del caballo - me dijo - me alegro de que despertaras, en poco tiempo entraremos a una aldea y te necesito con todos tus sentidos bien claros
- ¿no tienes miedo de que pida auxilio? - ni siquiera se molestó en mirarme
- no te lo recomiendo
- ¿me estás amenazando? - a mí me sonó a amenaza
- para nada, pero hay muchas personas que estarían muy felices si la ven muerta, así que le recomiendo que no ande por ahí diciendo que es Miranda Estaebrook - hizo un gesto con sus hombros - es solo un consejo, usted hace lo que quiera
- ¿crees que me voy a tragar ese cuento? - le pregunté - no soy tan ingenua, mi padre es el Rey, ¿por qué no me querría la gente? - le pregunté
- precisamente porque tu padre es el rey
- ¿estás criticando a mi padre? - negó
- no, estoy hablando de la realidad, si lo consideras una crítica es cosa tuya. Pero para que no te asombres puedo decirte que a las personas no le agrada mucho tu padre - esto que me está diciendo para mí no tiene ningún tipo de sentido, crecí escuchando que un rey es al que todos quieren, no entiendo por qué él me dice lo contrario, me quede en silencio y no expresé mi confusión.
Como dijo mi captor, entramos a una pequeña ciudad, él se había bajado del caballo un rato antes, está guiando las riendas desde el suelo, yo lo miro todo. Es la primera vez que estoy fuera de palacio, las cosas no son como yo las imaginaba, las calles están sucias y ahuecada. Las personas están mal vestidas y hay niños muy flacos en las calles
- no puedo ver su cara - comenzó a decir él - pero por la expresión que veo en sus ojos es obvio que no tenía idea de que las cosas eran así -negué
- siempre me imaginé que este era un país próspero, que las personas vivían tranquilas
- y lo sería, si los impuestos de su padre no representaran el cien por ciento de las cosechas de los granjeros. Las personas no tienen manera de alimentar a sus familias, hay aldeas mejores que esta, y también hay peores. Sin embargo estoy completamente seguro de que ninguna se ve como la imaginaba
- mi padre es tan mal rey - no debí preguntar eso, confianza en mi legado, es lo que siempre me enseñaron. Pero ver a mi pueblo en esta condición no es un legado que quiera para mí
- no soy quien para juzgar eso, soy un simple guerrero
- responde - le estoy dando órdenes a mi captor, muy tonto de mi parte. Pero para mi sorpresa funcionó
- si lo es, tuve que raptarte porque le pedí ayuda y se negó. Yo llevo protegiéndolo desde que soy un adolescente, mi maestro era el anterior capitán de la guardia y me dejó su puesto como legado. Le pedí ayuda y simplemente se negó - no imaginé que él era de esa forma
- lo siento - acabo de pedir perdón en nombre de mi padre
- no tiene por qué pedir perdón, si hay alguien que necesita ser perdonado soy yo, y de ahora en adelante hay más cosas que va a tener que perdonar
- ¿más cosas? - él asintió, me permití mirarlo, de no ser por sus fachas, y por su cara que aún tiene rastros de sangre. Se vería muy atractivo
- princesa, sé que no debe mostrar su rostro, pero mantenerla así es un peligro. Es como si le gritáramos a todos quien es usted, y créame. No es lo que estamos buscando
- ¿pero no todas las doncellas del reino deben tener el rostro tapado? - él se rio a carcajadas
- eso era antes, esa costumbre se perdió hace bastante tiempo princesa. Los padres no pueden permitirse ese tipo de prendas - miré ami alrededor y él tiene razón, soy la única con el rostro tapado, a pesar de que hemos pasado junto a muchas chicas de mi edad, en ese momento se me ocurrió que, si de todas formas estoy rompiendo todas las normas por las que me regía, romper una más no me haría daño
- hagamos un trato - le propuse
- ¿quieres hacer un traro conmigo? - preguntó y yo asentí enérgica, detuvo el caballo y se me quedó viendo con atención - la escucho
- voy a acompañarte y a comportarme apropiadamente sin darte dolores de cabeza
- ¿a cambio de qué? - es bastante desconfiado
- a cambio de que me muestres el reino
- olvídalo - respondió de inmediato - no te llevaré de paseo por todo el reino
- no es de paseo, quiero conocer la realidad de mi pueblo. Me parece un trato justo - le dije, comenzó a caminar, me sujete para no caer del caballo
- está bien, si es lo que quieres hagámoslo - no puedo creer que lo convencí.
Ahora voy a saber en realidad como es el reino, voy a aprender lo que necesita este pueblo y si algún dia llego a ser reina . Cosa que dudo después de todo esto, los podré ayudar
Quita esa cara de alegría, no te va a gustar nada de lo que verás - esa fue una clara advertencia