5 Miranda

1742 Palabras
Capítulo 5 A pesar de que no quiero creer lo que me cuenta Yonas, a cada momento me es más difícil negarlo, las niñas no están aprendiendo modales ni como atender a sus esposos como se supone que deberían estar haciendo, en cambio, están cargando canastas y cubos de un lugar a otro de la plaza, los niños están parados en las esquinas como si fueran rufianes, que por lo que puedo vislumbrar de los adultos, es lo que terminaran siendo, incluso en esta tienda la ropa más costosa valdría menos que un hilo de mi capa _ ¿este le parece bien? – la señora me muestra un vestido verde intenso, es de cuatro capas y es de lo mejor que tiene aquí, aun más de lo que puedo permitirme para pasar desapercibida _ necesito algo menos ostentoso – le digo _ ¿esta usted segura? – pregunta sorprendida – parece una dama de alta estirpe, alguien que ni siquiera vendría a mi tienda si no tuviera una emergencia, supuse que habría perdido sus cosas en algún atraco – explica con parsimonia – si son problemas de dinero no se preocupe, puede darme sus vestiduras a cambio de unas limpias – sugiere _ usted se equivoca – le respondo – yo solo soy una dama de compañía – me mira sorprendida, ese es el más bajo de los escalones en el reino, ni siquiera la plebe quiere hablar con las damas de compañía a no ser que vayan a solicitar sus servicios – mi señor me dio estas ropas, pero no son apropiadas para utilizar en el pueblo – queda convencida con la explicación, se marcha y regresa en poco tiempo con otras ropas, esta vez es un vestido de tres capas, amarillo y muy común _ este estará bien – le digo y lo tomo de su mano, voy tras las perchas y me cambio, conservo mi ropa interior porque no creo que eso vaya a dañar a nadie, recojo las vestimentas que me quito, le doy un par de monedas a la señora y salgo de allí para buscar a mi captor, aunque no me parece que ese sea un término adecuado en este momento, ya que voy por mi propia voluntad. Localizo a Yonas de inmediato, él me está mirando y me hace creer que no me perdió de vista ni un instante, lo miro, sin importarme que él haga lo mismo, me parece un hombre genial, y me parece increíble lo peligroso que sé e a pesar de no mover ni un músculo _ ¿así estoy bien? _ le pregunto _ estás mejor – es su respuesta – pero aún se ve demasiado aristocrática en este lugar – trato de no molestarme _ ¿qué puedo hacer con esto? – le muestro el contenido de mis manos, lo toma y se acerca a un fuego que arde en el medio de la taberna sobre el que hay una cacerola y deja caer en él las prendas, me le quedo viendo, en mi pecho se arremolina una sensación desagradable, tal parece que es algo más que mi ropa lo que está ardiendo _ siéntate por allí – señala la mesa donde estuvo él antes – voy a buscar algo para calmar tu hambre – lo obedezco, sin embargo la frase que dio sobre mi hambre, no me pinta bien, no creo que pueda comer nada de lo que cocinen aquí, no se demora demasiado, ni lo pierdo de vista en ningún momento, deposita frente mi un plato con algún tipo de pastel de arroz inflado, no me apetece siquiera probarlo _ quita esa cara y pruébelo antes de rechazarlo, compórtese de forma adecuada – lo hago, el pastel se deshace en mi boca y me encanta el sabor, comienzo a comer sin decirle nada _ se lo dije – se sienta frente a mí y pone la espada sobre la mesa _ solo lo estoy comiendo porque no puedo morir de hambre – me justifico _ claro – no cree ni una palabra de lo que digo - ¿sabe todo lo que va a tener que enfrentar cuando regrese? – esa palabra fue capaz de quitarme el hambre. _ no quiero pensar en eso – le digo – sé que aun siendo la hija del rey voy a sufrir castigos severos, los habría sufrido aun si no hubiera hecho un trato contigo – bajo la cabeza avergonzada – puede que termine siendo parte del harén de algún rico y poderoso – sonrío para restarle importancia a este asunto – a menos que te cases conmigo – sugiero, estoy bromeando, él me mira muy serio – no tiene que tomárselo tan en serio, sé que es casado _ soy viudo – da un sorbo al vaso que tiene en su mano desde que yo regrese – mi esposa murió al dar a luz – explica _ ¿entonces se casaría conmigo? – niega _solo soy un guerrero, no me puedo acercar siquiera al estatus que necesito para casarme con alguien como usted, además – sigue poniendo sus excusas – soy bastantes años mayor que usted – no sé que edad tiene, pero no debe de ser tan mayor _ ¿Qué edad tiene? –no responde, sigue bebiendo y me ignora – comprendo, pues viviré en algún aren – digo seria, quiero molestarlo – al menos sé que no terminaré en un burdel, eso ya es bastante, me atraviesa con la mirada, sigue sin decir nada y recoge la espada de la mesa _ termina de comer pronto – me dice – hay alguien siguiéndonos y no quiero hacer una escena aquí, prefiero que sea en el camino – no sé cómo es capaz de saber este tipo de cosas, por momento me fascina más y eso me preocupa – Benji – llama al chico, yo no tenía idea de que nos seguía, pero sale de detrás de unas mesas -¿Quién me sigue? – le pregunta _ son guardias del príncipe Hister – sé quien es, un príncipe de la corte muy desagradable y hambriento de poder, todos comentan que practica magia negra _ ¿Cómo descubrieron que estábamos aquí? – sigue con el interrogatorio _ nos están siguiendo desde que salimos de palacio, pelee con algunos de ellos, pero son demasiados para mi capitán – le informa y me preocupo un poco, luego recuerdo como peleo Yonas en mi palacio y me relajo _ cuando Caiga la noche – le dice – te vas a quedar con la princesa y yo me voy a encargar de ellos – es muy decidido – ahora consigue una habitación a donde pueda llevarla – el chico sale corriendo de inmediato _ ¿vas a dejarme sola? – le pregunto _ no, la dejaré con alguien de mi total confianza – eso no me convence _ yo solo confio en usted _ le agradezco su confianza; sin embargo, no debería, no soy alguien que va a estar cerca por demasiado tiempo, ni siquiera sé si puedo mantenerme con vida por demasiado tempo como para eso _ ¿tiene deseos de morir? – lo insto a que me dé una respuesta _ no quiero morir, no creo que nadie quiera hacerlo su alteza – habla de forma calmada – pero no se puede tapar el sol con un dedo –en eso tiene razón – cada vez que tomo mi espada y arremeto contra otra persona me estoy arriesgando a morir tanto como tengo oportunidad de matar, todo guerrero sabe eso _ no lo sé ya que no soy un guerrero, y ninguno había querido hablar conmigo antes de usted – le recuerdo de forma sutil quien soy _ no es que no quisieran hablar con usted – me dice – para nosotros está prohibida su palabra, incluso no podemos mirar su cara, eso es un delito grave, ya sea que tenga o no puesto el velo, por lo que estoy muerto, cada vez que miro su cara y toco su cuerpo, estoy muriendo un poco más – mis mejillas se tornan calientes al recordar como me tomo de la cintura. Respiro fuerte para evitar que se percate – no tiene que poner esa cara princesa – se ríe por primera vez desde que lo conozco – no es para tanto, no toque u cuerpo de manera inadecuada – se acerca un poco, agradezco tener la mesa entre nosotros – no me atrevería a hacer algo como eso – lo miro y pensamientos impropios de una dama y más de una acompañante me llegan a mi loca cabeza _ ¿incluso si yo te lo pido? – esta vez ríe a carcajadas _ incluso si lo pide – me responde regresando a su posesión recta – prefiero a las mujeres experimentadas – vuelve a beber – así que espero que no sea una proposición – niego enérgica _ no lo es – me siento ofendida, no soy una mujer de mundo, pero no es de buen ver que me lo diga de esa forma, me pongo en pie colérica – lléveme de inmediato a un lugar en el que pueda descansar, estoy muy agotada gracias a que me sacaste de mi cama anoche – le recuerdo, él mira detrás de mí, miro en esa dirección y veo a Benji haciéndole señas para que lo siga, me voy antes que él, no he dado ni tres pasos cuando una mano en mi brazo me detiene _ no vuelva a hacer eso – me habla en un tono amenazante – usted camina cuando le diga y al ritmo en el que lo diga _ no me dé órdenes – le digo utilizando toda la actitud que infundieron en mí las institutrices – como dijo antes no tiene estatus suficiente siquiera para estar cerca de mí – suelta mi brazo _ no tiene que ponerse así por lo que dije – me dice caminando, da dos pasos y se detiene – es una cuestión de gustos personales, de seguro encuentra a algún hombre de su mismo estatus y que le guste la inocencia no me molesto en esconder mi desagrado hacia sus plabras, al contrario, me alegra dejárselo bien claro, eso me pasa por tratar de razonar con un animal, paso por su lado y no le dirijo la palabra, a partir de ahora esta va a ser mi actitud hacia él.
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