Sinopsis
El príncipe de Inglaterra está a punto de asumir el trono, y su deber es servirle a su país. Sin embargo, Alexander es todo lo opuesto a un príncipe.
El pueblo no quiere a un rey joven, libertino, amargado y enojado con la vida. No creen que él, tenga los valores ni la fuerza necesaria para gobernarlos. Aunque el país no tenga derecho a elegir su rey, si pueden a acudir a alguien que tiene la autoridad de revocar la ascensión de este. Y no es que Alexander quiera cambiar aquello, para él, sería mejor olvidarse de la corona.
Pero, pronto se enfrenta a la dura realidad cuando es leído el decreto real dejado por su padre, el fallecido rey Rolan.
Selene cometió un error y ahora tiene que pagarlo. Y por encima de todo, decir que el mismo hombre con quien cometió el supuesto delito, es quien la la juzgará.
Lo que la llevará a ser marcada como el objetivo principal, para el patio de recreo de un heredero enigmático.
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Como historiadora, he vivido en el mundo de la nobleza desde que nací; vengo de una familia que durante siglos ha sido la encargada de escribir hechos, y sucesos ocurridos en este mundo gobernado por reyes y reinas.
Soy la actual historiadora de la realeza de todos los reinos, donde me necesiten, para captar escenas y redactar hechos, allí estaré. Cada historia contada en las crónicas de la realeza desde 1999 las he escrito.
Permíteme contarte esta historia, desde que asumí mi papel como historiadora, no había tenido algo tan jugoso por escribir. Este es el principio de una gran aventura; mis instintos de escritora me dicen que todo no acabará pronto, y mi olfato recoge olores de desastres. Lo cual es bueno para mí, hace tiempo que no se escribe algo tan interesante en el libro de Crónicas. Y mi deber es guiarte en este mundo de misterios y secretos, en un viaje que tendrá altos y bajos.
Te sugiero que en cuanto veas el cartel "Biblioteca Real" detente allí, haz un pare. Ahí estaré yo, aclarándote y revelándote las curiosidades de las familias reales. Yo, se todos los secretos escondido durante siglos por la realeza. Soy los ojos, oídos y lengua de los gobernantes.