Capitulo 2

1064 Palabras
Eros detalló todas las facciones y gestos de la señorita mientras estaba dormida, se había quedado toda la noche en su habitación en el incómodo sillón junto a la camilla. Aún no descubre cual es su nombre pero espera que pronto ella despierte y se lo diga. Es una muchacha hermosa ahora que la ve al natural, sin todo ese lodo en su rostro y ha recuperado un poco de color en sus mejillas. La puerta se abre y entra una enfermera de avanzada edad, parece estar en sus cincuentas. Se acerca para hacer su respectiva revisión y sorprende al ver a la chica que yace sobre la cama - ¡Oh mi Dios! Aileen - ese nombre llama la atención de Eros, es obvio que parece conocerla. - ¿Aileen? - sí. ¿Pero que le sucedió? Hace tanto tiempo que no la veía.  - ¿La conoce? - pregunta él - pero claro, la ví nacer, la sostuve entre mis brazos. Oh ¿Pero que le sucedió? - Eros le da una breve explicación - ¿Sabe su apellido? - Lordanou - Aileen Lordanou - repitió su nombre completo y sintió un escalofrío que le erizó toda la piel. Haciendo caso omiso a lo que sintió, Iba a cuidar de aquella joven hasta que estuviera recuperada El sonido de su celular irrumpió el silencio de la habitación y se disculpó saliendo para atender la llamada. Era Cora - dime - Eros voy saliendo para allá ahora mismo con todo lo que me encargaste - no, trae algunas pijamas y un vestido con zapatos bajos, también la ropa interior, lo demás llévalo a mi casa que Norbet se encargue  - por supuesto querido. au revoir - se despidió en su idioma Hizo un par de llamadas más a su mayordomo para que acomodara todas las cosas en una del las habitaciones para invitados. Y hablo con su tía y hermana también. /// Aileen llevaba dos días inconsciente pero si doctor había dicho que se encontraba mejor aunque pronto debía despertar para poder alimentarse. Entonces ese domingo Anthea llegó al hospital para conocer a la chica, de la cual su sobrino no se apartaba. Al abrir la puerta de la habitación lo encontró sentado con el portátil en sus piernas y tecleando furiosamente con su celo fruncido. - Eros  - tía - dejo de lado lo que hacía para ir a saludarla  - ¿Aún no despierta? - no, pero lo hará pronto o eso espero - al menos está con vida En este momento la puerta fue abierta de nuevo y entro la despampanante Cora Roche, la amiga francesa de Eros y con la que mantenía una relación puramente s****l. Iba vestida muy llamativa con un vestido rojo con un gran escote que dejaba ver la mitad de sus pechos y unos altísimos tacones negros. - ¡bonjour chéri! - lo saludo con dos besos en la mejilla - oh madame Anthea - Cora - la mujer no era de su agrado pero la soportaba por su sobrino. Ojalá no estuviera pensando en casarse con ella, no es de las que se amarran a un hombre y menos a parir sus hijos. Anthea estaba cansada de que Cora se metiera en cada conversación que entablaban y Eros se dió cuenta enseguida, por lo que le dió una tarea especial para que los dejara solos, de todas maneras necesitaba hablar libremente con su tia acerca de la Aileen. - No sé cómo puedes aguantarla Eros. Es tan egocéntrica y atrevida - tía por favor, solo es una amiga - tienes más de dónde escoger. Espero que no pienses en ella como mujer - si supiera las cosas que ha hecho con ella seguro le daría un infarto. Él era muy activo sexualmente y había participado en ciertos eventos privados que no eran actos para nadie en realidad. - por supuesto que no. - bien, porque te aseguro que no la aceptaría jamás Luego, escucharon un quejido proveniente de Aileen, Eros saltó del sillón y fue a llamar al médico que la atendía dejando a su tía con ella. Ella no sabía si estaba soñando o ya había muerto sola en la isla pero pudo sentir un agradable aroma, una loción cara que desprendía de alguna parte, ya no tenía frío, habían unos dedos calientes tocando su mejilla en una suave caricia. No pudo ver bien a la persona que la llevaba en sus brazos antes de que cayera inconsciente pero si se dió cuenta de que era un hombre. Todo a su alrededor era blanco y limpio, ese olor característico a desinfectante se sentía por todo el aire, tenía puesta una bata azul y una sabana que no le brindaba el mismo calor que aquellos brazos, entonces se dió cuenta que estaba en una habitación de hospital. Justo frente a ella, a los pies de la camilla vió una mujer de avanzada edad, con canas y unas pocas arrugas en su rostro - que gusto que hayas despertado ya Aileen. - ¿Quien es usted? - le sonrió con amabilidad - me llamo Anthea Karpouni. Mi sobrino Eros te encontró muy mal y te trajo al hospital enseguida ¿Cómo te sientes querida? - tengo sed y estoy un poco mareada - sentía los labios resecos y agrietados debido al agua salada del mar, la tomo porque en su cabaña se había quedado sin provisiones y sin dinero. Anthea le dió agua en un vaso y se lo agradeció. Entonces en ese momento entró el doctor seguido de Eros - buenas tardes soy el doctor zabat ¿Como se encuentra señorita Lordanou? - me pregunta - Necesito ir al baño - fue lo primero que le dijo sin percatarse de la otra presencia masculina. Se si tío avergonzada cuando su estómago también rugió de hambre. - Aileen usted presenta un cuadro severo de desnutrición, deshidratación y está anémica. Le daré una dieta especial para que vaya ganando peso, estamos administrándole suero y le recetaré medicamentos para la anemia. - Esta bien doctor. - no le sorprendió nada porque llevaba dias sin comer bien. Se había salvado de milagro. Eros apareció en su campo de visión dejándola muda. Se quedó mirándolo fijamente y su corazón latió desbocado temiendo que se parará. Era él, sin duda era el hombre cuyo calor sintió cuando la abrazo. Eros...
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