capitulo 5

1792 Palabras
Mi indignación crece con cada fracción de segundo, la mirada despreciativa de Roger sumada a la divertida de la estúpida tía Lucy me hacen hervir la sangre. Pero me contengo pensando en el escándalo que haría mi madre si yo le dijera las cosas que opino de ambos, tengo que pensar en lo que sentirá Peter si su madre se vuelve loca de furia y comienza a gritar insultos y algunas verdades que llevo atoradas en la garganta. —Me alegra que te haya gustado tía Lucy. —termino diciendo con un tono de voz que nada tenía que ver con lo que sentía. La vieja estúpida se da por complacida, me mira con superioridad mientras Roger se ríe discretamente, odio a ese hombre. ¿Por qué todos en esta familia se sienten bien al atropellar a los demás? O, ¿soy yo quien les inspira maldad por el hecho de haber querido otra cosa en mi vida? Por fin llega la hora de irnos a casa, la verdad es que no sé por qué me alegra tanto, la tortura empeora siempre cuando estoy allá. Busco a mi pedazo de sol que está dormido en un sofá mientras Roger espera en el auto. Una vez que lo siento en su silla y me cercioro de que está bien asegurado le doy un beso, él se remueve agotado, abre sus hermosos ojitos somnolientos, me sonríe con dulzura y se vuelve a dormir. —No te tardes. —me dice Roger con su habitual tono de mandamás. —No es mucho lo que voy a hacer. Prefiero venir mañana a ayudar a limpiar. En menos de una hora debo estar en casa. Roger no me contesta, cierro la puerta del auto, lo veo arrancar con mi pequeño y como siempre no puedo reprimir esa desagradable sensación de pérdida que tengo cada vez que mi marido y mi hijo estando juntos se alejan de mí. Es la hora de ir a hacer mi parte como buena hija. Una hora más tarde luego de ayudar a mi madre y a la tía Lucy a recoger un poco me despido con la promesa de volver a primera hora de la tarde para ayudar con la limpieza de la casa, gracias a dios doña perfecta no se ha dado cuenta aun del desastre en el jardín, mañana será más fácil aguantar su espectáculo, cuando ya esté descansada. Todo está muy silencioso, las luces de toda la casa están apagadas por lo que pensé que Roger estaría durmiendo, por Peter no tenía la menor duda, mi niño hermoso con seguridad dormiría hasta muy avanzado el día. Entré por la puerta de la cocina, me quité de inmediato los zapatos maldiciendo los tacones altos y a su inventor, estoy segura de que eran algún tipo de herramienta usada para impedir que las mujeres de alguna época lejana corrieran huyendo de sus maridos, ¡lo que pasa es que en algún punto la mujer aprendió a correr con ellos! Pero yo no, a mí se me hace muy doloroso usarlos. —Demasiadas fantasías Avril… —me digo pensando en voz alta mientras abro la nevera en busca de algo que comer. —¿Otra vez tienes fantasías? Debe ser que estar con tu primita lesbiana volvió a sacar de ti lo peor que tienes dentro. La voz de Roger me asusta haciendo que saque la cabeza de la nevera en un santiamén, luego el susto le da paso a la rabia, no he olvidado el asunto de la pastelería. —Pensé que dormías. —me limito a decir evitando una situación más incómoda, lo que mi marido dijera o lo que pensara de mi me tenía sin cuidado. —Te dije que no te quería ver cerca de la lesbiana. —Se llama Katy, es mi prima y mi amiga. —Si claro, una prima amiga con la que tienes fantasías… —Déjame en paz. —siseo tratando de contenerme. Veo que Roger se levanta de la silla en donde me estaba esperando en la oscuridad, cierro los ojos deseando que no se me acerque, pero cuando los abro veo que mi deseo no se cumplió, por el contrario, está muy cerca y a mí se me contrae la boca de estómago. —¿Me quieres contar que fantasía tienes? —Era sólo un pensamiento. No es nada especial. Me voy a dormir. —No. —dice agarrándome con brutalidad de un brazo— ¡te quedas aquí y me dices que era lo que estabas pensando cuando llegaste! —¡No me toques! El solo tacto de Roger me hace sentir nauseas, no quiero que me toque en ninguna parte de mi cuerpo, no puedo permitirlo, no después de la última ves cuando me golpeó porque estaba celoso de un cliente que me había regalado una hermosa flor, esa vez su cerebro enfermo se inventó que yo me veía con el poniéndole los cuernos, un día llevó a Peter a casa de mi madre para poder darme mi merecido sin interrupciones. Me dolieron las costillas por semanas, mi madre aceptando como cierta la versión de él en la que fui yo quien lo hizo enfurecer y que estaba exagerando, me dijo que debía ser agradecida con mi esposo porque se había comportado como un padre responsable al sacar al niño al momento de aclarar la situación, lo único que aclaro fue el desprecio que siento por su persona, desprecio que crecía con su asqueroso tacto sobre mi piel. Intento soltarme, pero no puedo, la fuerza de Roger supera la mía con creces. No me rindo, voy a pelear. —¡Suéltame ahora mismo! —¿O qué? Vas a gritar… vas a despertar a Peter. La trampa, siempre utilizando a mi niño para mantenerme quieta, sabe que no permitiría que Peter nos viera así por nada del mundo. Trato de controlarme y busco paciencia dentro de mí, aunque se sólo paciencia no basta. —Roger. Déjame en paz. Déjame subir a mi habitación para descansar. —¿Pretendes dormir soñando con fantasías que te despertó otra mujer tan sucia como tú? —sisea tan cerca de mi rostro que puedo oler su aliento cargado de odio. —Quiero irme con Peter. El imbécil se da cuenta de que no voy a discutir más sobre Katy ni sobre nada, mi única intención es escapar de su lado y esperar que las cosas no pasen a ser más graves, me suelta de un empujón con expresión de asco y sigue con su ataque, pero ahora verbal. —No sé cómo me pude arruinar la vida así contigo… eso me pasa por ser un hombre bueno y responsable. —Quizá sea tiempo de recapitular y que ambos busquemos nuestros caminos. —digo pensando en que era un buen momento para asomar la posibilidad de divorciarnos. Me mira pensativo, y yo creo que quizá hay un poco de cordura en él, ¡podría ser una especie de milagro que me devuelva mi libertad! —Quizá tengas razón. Mi mente bulle de pensamientos libertadores, Roger me iba a dar el divorcio, mi madre tendría que meterse sus comentarios y sus valores de doble moral por donde nunca le ha pegado el sol, ¡dijo que tengo razón! —Pero ¿cómo harás para pagarme lo que he invertido en la pastelería de pacotilla en la que te convertiste en un maldito hipopótamo? ¿Cómo? ¿En qué momento se transformó? Me confundo viendo como mi alegría se esfuma con la misma rapidez que llegó. —O mejor, ¿Cómo se sentirá Peter cuando se entere de que su madre lo abandona? Será muy triste para él. —¡Yo no voy a abandonar a mi hijo! —¿No? Pero si tú quieres el divorcio. En ese caso te irías sin nada, lo dice el acuerdo que firmaste antes de la boda. ¿No lo recuerdas? —Eso nada tiene que ver con el niño. —mis nervios me hacen temblar de los pies hasta la cabeza, podría renunciar a lo que sea, pero mi hijo es mío y no hay discusión. —Lamento decirte que sí. En el acuerdo se anexó un informe médico que hizo un psiquiatra en donde habla de tu comportamiento completamente irracional de hace unos años. —¡Mentira! —exploté— ese informe no existe porque yo nunca me he comportado como dicen ustedes, ¡nunca he visto un psiquiatra porque nunca he estado enferma! —Grita más fuerte. Peter ya casi te puede escuchar. Rabia, indignación, frustración, dolor, impotencia, un coctel muy malo a la hora de tratar de parecer una persona racional. Sin pensar lo que hacía levante la mano con la intención de abofetear a Roger, antes de que pudiera acertar el golpe él agarró mi muñeca deteniéndome en seco, con su mano libre me devolvió el golpe con una fuerza devastadora que me dejó en el piso, aturdida y adolorida. —Ves como si estás enloqueciendo, ¿te gusta que te traten mal? ¿de verdad es lo que quieres? —Quiero borrarte de mi vida. —le dije con la mirada cargada de todo el odio del planeta. —Qué lástima. No se va a poder. Lo mejor es no seguir tentándolo, conozco a Roger y sé de sobra que su ego agradece que yo le busque pelea, él siempre va a ganarlas porque cuando no tiene argumentos, tiene al niño para hacerme daño, además tiene el apoyo de mi familia que estarán siempre agradecidos por lo que según ellos hizo por mí, añoro las temporadas en las que encuentra amantes, en esas temporadas se dedica a hacer su vida ignorándome del todo, esas son buenas temporadas en mi vida, lástima que ninguna lo haya amarrado a su lado. Lo veo salir de la cocina, estoy segura de que no va a volver, una vez sola desahogo mi lamento con lágrimas, lagrimas que queman por donde pasan, cada una trae una ínfima parte de los recuerdos que en ese momento acuden a reclamarme y a hacerme responsable de mi situación. Me pongo de y camino, aunque en realidad siento que me arrastro como el más pequeño e insignificante gusano que hay en esta tierra, no soy nada, no soy nadie. Por esta noche siento que mi vida tiene un solo motivo y recuerdo que él duerme en su cuarto, buscando fuerzas voy a dormir con mi niño, me meto en su cama abrazándome a él lo más fuerte que puedo, siento como su calor me conforta y me devuelve la paz. De nuevo los recuerdos, ¡quiero tener amnesia! *****ESPERO QUE DISFRUTEN DE ESTA HISTORIA Y LA PREMIEN CON ESTRELLAS, COMENTARIOS Y BOLETOS LUNARES****
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