18 Karin Me lanzo a la entrada trasera del restaurante sintiendo como si las fuerzas de la emoción y la euforia me estuvieran llevando, a un huracán de alegría que me empuja hacia adelante. Las ventanas que elegí van a la nueva ubicación hoy, Adriel me asegura que sus muchachos son los mejores y estará listo para cuando salga del trabajo si quiero ver. Es algo pequeño, pero pone una sonrisa en mi cara que no he podido quitar en toda la mañana, y aunque mi cuerpo está pasando por los movimientos de ponerme la ropa blanca y comenzar mi turno, mi conciencia está volando unos treinta mil pies en el aire. —Hola Michelle. Hola Warren. Hey Carrie,— digo, alegremente. Entonces, aunque no porque lo odie, —Hola Kris, ¿cómo estás?—. Antes de que Kris pueda gruñir y sacudir su cabeza hacia mí como

