A la mañana siguiente estaba sentada en el sillón mientras acababa los deberes de matemáticas. En condiciones normales no los habría hecho hasta el último segundo, pero tenía un examen peligrosamente cerca y quería aprobar a toda costa.
Entonces me fijé en las noticias, que ya llevaban un buen rato hablando de temas tristes o indignantes o ambas.
«El artista autonombrado "Free Spray" ha vuelto a actuar, esta vez más lejos de su zona de confort. Recordamos que sus prácticas son ilegales e incívicas. La policía apela a la colaboración ciudadana y ruega que si fuese visto actuando se llamase a las autoridades»
¿Por qué daban por hecho que era un hombre? Me molestaba un poco que si no aclaraba lo contrario con letras de purpurina, me considerasen un hombre blanco cisheterosexual, y sin embargo me daba más margen en cuanto al anonimato.
Después de que el presentador terminase de explicar lo terrible de mis actos, salieron algunas personas dando su opinión sobre mi último trabajo.
Una anciana con gafas y el pelo corto parecía bastante enfadada "No está bien lo que hace, no puede destrozar las cosas que son de todos, que pinte en su casa."
¿Por qué la gente habla de cosas de las que no tiene ni idea?
Yo no destrozo nada, mi pintura se quita perfectamente con agua y jabón, si a alguien no le gusta que lo quite. Además, también pinto en mi casa y bastante de hecho.
Un hombre mayor con el pelo canoso y cara de amargado también se vió capacitado para hacer una crítica "¿Arte? Los que dicen que esto es arte, no saben nada de la vida, el arte está en los museos, esto es vandalismo y no tengo por qué verlo por todas partes."
Yo sí lo veo como arte, y no creo que este tipo que no me conoce de nada sepa lo que yo sé o no sé de la vida. El arte está en los museos y por eso las paredes de los museos están llenas de graffiti. Si no quiere verlo, pues que no mire, todo está empapelado de carteles que me dicen qué tengo que comprar o a quien tengo que votar y nadie dice nada y mi pintura no te persigue en la televisión, en la radio y por todas partes; lo que pasa es que cuando alguien pinta un unicornio en un muro no es como si se anunciara una multinacionalsin corazón en él.
A continuación aparecieron cuatro chicos de mi edad que llevaban monopatines y bicis de Bmx , supuse que estarían de camino de las pistas que hay en un parque un poco más abajo.
"Esto es arte, está gucci."
"A mí me gusta y no me molesta, tampoco creo que pueda molestar a nadie."
"Sí, sí, muy bonito pero ¿cómo mierdas se ha subido ahí?"
Me encantó esta gente. Y en cuanto al último comentario, mayormente gracias a la práctica y a tener fuerza en los brazos.
Aún estaba sonriendo por la anterior entrevista cuando en ese momento apareció una cara conocida, era Bruno, que iba con otro chico.
"Me parece bien, es bonito." dijo el chico que acompañaba a Bruno.
"¿Eres tonto? Esto es una basura,lo único que hace es ensuciar lo que no es suyo." me quedé boquiabierta al ver la interrupción de mi vecino.
"Solo expresa su opinión." contestó el otro frunciendo un poco el ceño.
"¿Y qué quiere expresar este tío con un unicornio encerrado?¿Que dejemos a un lado la infancia y seamos serios o algo así?"
Noté la rabia bajando por mi garganta como si fuese lava, estaba dispuesta a matarle.
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—¿Te han dicho alguna vez que eres un completo imbécil?— me esperaba que su primer comentario fuese de ese estilo nada más ver su cara a través de la mirilla antes de abrir.
—Algo me habían dicho.—dije con mi sonrisa de «en la cara no por favor» al ver su expresión de «te voy a arrancar los ojos para hacer un llavero».
—¿Quién te crees que eres para juzgar mi unicornio?— dió un golpe en el marco de la puerta.
—¿Qué?— no era una frase que estuviese acostumbrado a escuchar a todas horas.
— Ni siquiera lo has entendido bien, no era una idealización sino una reivindicación.— aquello no ayudaba a que cogiese el hilo.
—¿De qué estás hablando?— osé interrumpirla.
—Te he visto en la tele.— entonces entendí a qué se refería, casi había olvidado aquella entrevista rápida.
—¿Sí?¿Qué tal salgo?— si pregunté es porque ya sabía que bastante bien.
—Asquerosamente estúpido.— espetó ella.
—¡Eh!¿A qué viene eso ahora?— me pilló de imprevisto y además, era mentira.
—Yo soy Free Spray ,idiota.— la miré de arriba a abajo mientras pensaba en todo lo que había hecho el artista.
—¿Tú? Ni de coña.— no cuadraba nada con la imagen que tenía de ella.
—¿Por qué?¿Qué esperabas?
Me esperaba a un rapero recién salido de la cárcel que insulta a todo el mundo y no ha pisado el colegio desde segundo de primaria, eso me esperaba para el autor de la mierda con ojos vestida con traje y corbata dibujada en la puerta del congreso.
—Alguien...distinto.— me limité a mí mismo con la respuesta.
—Pues no, y quiero que me expliques qué le pasa a mi trabajo, pero ahora dímelo a la cara.— se cruzó de brazos dispuesta a escuchar.
—Nada, soy fan tuyo.— admití.
—Y una mierda, no decías eso por las noticias. —se echó atrás para volver a su puerta.—Eres como todos, ahora que sabes quién soy es bueno. Pues que sepas que hay personas a las que les pareció bueno desde el principio y estoy orgullosa de que ellos sean mis fans y no los falsos como tú.
—No pienso lo que dije en televisión.— traté de evitar que se fuera así.
—Y sin embargo lo dices.— al menos dejó de alejarse.
—Lo siento, tenía que cubrirme las espaldas, ya me han pillado muchas veces sospechosamente cerca de graffitis recién pintados.—vi en sus ojos una chispa de esperanza y eso me animó.— y no puedo dejar que me encierren, no podría verte desde la cárcel.
—Primero,casi nunca acabas en la cárcel, y segundo, yo iría a visitarte.— abrí los ojos hasta límites insospechados como una caricatura.
—¿No pagarías mi fianza?— bromeé.
—Eso sería un desperdicio, la cárcel no está tan mal.
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—Más te vale guardar bien mi secreto.— amenacé consciente de que perdía fuerza con semejante sonrisa en los labios.
—¿Cuál de ellos?—agregó una de sus irresistibles sonrisas arrogantes que adoeo y odio a la vez por lo bien que sabe utilizarlas en su beneficio.
—Todavía no los sabes todos, así que relájate un poquito.— puse los ojos en blanco.
—Vale, pero tienes que admitir que no es algo de lo que te enteres todos los días.— asentí.—¿Soy el único que lo sabe?
—Sí, y confío en que siga siendo así.— había sido un patinazo increíble haberlo confesado.
—¿Puedo verte en acción?— parecía arriesgado de más.
—¿Todavía no te lo crees?— traté de cambiar de tema.
—No es eso.— negué con la cabeza, sabía que iba a convencerme.
—Entonces ¿quieres aprender?— opté por un pequeño insulto para ver si dejaba el tema.
—Yo ya sé pintar.— alcé una ceja.—¿Has visto la de la vía del gimnasio?
Empecé a reír y menos de lo que me habría gustado, solo eran cuatro letrujas mal hechas yo las haría con los ojos cerrados y una mano atada a la espalda.
—¿Tú has malgastado esa pared?— bromeé.—Me esperaba más de ti, con ese pulso es mejor que uses plantillas.
—Eso es para aficionados.— contestó ofuscado.
—Pues como tú.
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Y allí estábamos en las vías del tren, en frente del instituto, las dos de la mañana y ahí no había absolutamente nadie.
—¿Qué quieres hacer?¿Algo sobre contaminación?¿Maltrato animal?— propuse alguno de sus temas habituales.
—En realidad, estaba pensando en un tren de juguete.— noté que ya estaba visualizándolo.
—¿Cuál es el mensaje?— casi me lo pregunté a mí mismo en voz alta.
—No tiene mensaje.— sonrió divertida.— Aunque no me guste admitirlo, soy humana ¿sabes?
—Supongo que habrá que planearlo...un tren de juguete entonces.— me dirigí hacia la pared.
—Ten, usa mi pintura.—dijo tendiéndome su mochila llena de botes.— Quiero borrarlo cuando acabes.
—¿Qué ha pasado con lo de dejar huella?— gruñí.
—Tu huella es penosa.— rió maquiavélica.
Si en vez de ella hubiera sido cualquier otro quien me criticase así, habría contestado destruyendo su autoestima por completo. Pero como era ella, me quedé en blanco.
Pensaba demostrar que no era la única artista y me esforcé realmente en que quedase bien.