Historia para mayores de edad. Lenguaje vulgar y escenas explícitas.
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Narra Maximiliano
Tiempo atrás...
Siento mí pene humedecido por sus jugos, sus gemidos son música para mis oídos, sus palabras sucias hacen que me excite aún más, la tomo del cabello y jalo de el fuertemente mientras la follo con dureza. La pelirroja jadea aún más con mis embestidas, hasta que finalmente grita del placer al sentir el orgasmo en su cuerpo. En ese momento tengo la libertad de eyacular dentro de ella, cuya sensación fue placentera.
Luego de esto, le pido a Rachel que se vaya, ya que tengo una reunión en un par de horas en la empresa. Una vez que se va ingreso a la ducha dónde tomo un poco de jabón y limpio mí cuerpo especialmente mí pene que aun se mantiene duro. Después de vestirme y colocarme la corbata tomo mí portafolio y salgo de mí departamento rumbo a: Inversiones Ferrer.
Cuando llego, ingreso a la sala de juntas dónde unos nuevos clientes me esperan. Sin embargo, cuándo estaba escuchando sus propuestas, me di cuenta que este tipo de negocios me comenzaba aburrir. Estaba cansado de la misma rutina de siempre, necesitaba invertir en algo que llamará la atención de todos y que no solo me generará dinero, sino también una especie de placer. En ese instante se iluminó algo en mí menté, algo que realmente revolucionaria el mundo: crearía lugares de alto nivel, dónde la gente adinerada y poderosa fueran a divertirse, pero no solo de una manera tradicional como los casinos, sino también un sitio donde el plato principal fuera follar.
Me puse de pie en ese momento, sin despedirme de nadie, no me importaban los clientes que estaban frente a mí, tenía el suficiente poder y fama para darme el lujo de hacer este tipo de desaire. Llegue a mí oficina a planear lo que había en mí mente, Pero para poder lograrlo debía invertir mucho dinero, y usar los contactos que tenía para los permisos correspondientes, sin embargo, eso no me preocupaba sabía que mis nuevos negocios tendría éxito y todo el dinero invertido seria devuelto triplicado.
El mundo estaba a punto de conocer a un Maximiliano Ferrer distinto, uno a quien le tendrían que rogar por una exclusividad de entrada de algunos de sus clubes de diversiones y eso realmente me entusiasmaba. Estaba listo para el placer, el dinero y más poder.