—¿Quién es?—me exigió saber, su voz sonó más como un rugido que cualquier otra cosa—dímelo.
—Es Oscar, mi amigo de toda la vida.
—¿De verdad estás enamorada de ese estúpido?—mi corazón se encogió al esuchar el insulto hacia mi chico—no puedo creerlo, debes estar mintiéndome—soltó aire en repetidas ocasiones, mientras se masajeaba el puente de la nariz—se nota que es un bueno para nada, solo pasa encerrado en casa, no sale de fiesta, no tiene amigos y es aburrido hasta decir basta... Tú me lo habías dicho hace poco, cómo es que ahora repentinamente cambias de opinión y te gusta ese papanatas.
—Me di cuenta de que lo quiera—dije levantando los hombros—lo quiero y me gusta, simplemente sucedió. No es raro... Es alguien atractivo, amable, adinerado, generoso, tierno y cariñoso él es todo lo que me gusta en un hombre.
—Si yo te gustaba no es posible ese cambio tan drástico, él es demasiado soso.
—¡Basta!, ya deja de meterte en lo que no te importa eres un majadero—chillé, me estaba haciendo perder la paciencia por más que intentaba ser agradable con él—tanto que lo criticas, hasta Alicia le escribió para que la invitará a tomar un café—no quería decirlo pero la exasperación y el enojo me hicieron comportarme de forma inmadura—así que si hasta tu mujer lo busca no puede ser tan terrible—sus ojos centellaron, parecía un demonio recién salido del inframundo.
—Qué mentirosa eres, según tú ya no te importo e inventas cosas para hacer quedar mal a Alicia, sigues de arrastrada aunque lo niegues.
—Piensa lo que quieres—ya tenía sueño por estar leyendo además ya me había dado cuenta de que esa discusión no iba a ninguna parte así que mejor retirarse sabiamente en lugar de seguir perdiendo el tiempo—estoy agotada, pase todo el día estudiando así que me voy a dormir. Vete ya de mi casa o haré que te echen.
Me fui a la habitación y Grayson tuvo que salir de mala gana, era mas intenso e insoportable de lo que recordaba. Apenas puse la cabeza en la almohada, rápidamente caí en un profundo sueño en el que recordaba lo que había sucedido luego de mi muerte, en esa realidad alterna yo había quedado atascada en la nada sin ir a ninguna parte hasta que un día de repente regresé al hoy.
En el sueño mi esposo al enterarse solamente sonrió burlonamente, luego comenzó a organizar la boda. Incluso fue a mi tumba, escupió en ella y con voz de mofa habló de la manera más cruel que pudiera imaginarme: «al fin te fuiste de este mundo, arpía inservible, lo único que hiciste fue arruinarme la vida... Pero esto fue lo que quedó de ti, estuviste agonizando durante horas llamándome desesperada, te escuché pero no me importó. Por suerte ahora nunca más tendré que lidiar contigo».
Desperté con la respiración acelerada, seguía en mi cama y todo estaba bien, me abracé mientras las lágrimas se deslizaban por mis mejillas. «No pasa nada—suspiré—no volverá a suceder, nunca más tendrá la oportunidad de hacerme daño». Supe que tendría que hacer que mi padre lo sacara de la empresa, alejarlo lo máximo posible de mí, convertirlo en un despojo humano que no tuviera poder alguno sobre mi persona y al cual pudiera desaparecer a mi antojo si es que era necesario.
Era consciente de qué él solo me perseguía porque era adicto a la atención femenina, no porque realmente me quisiera o yo le importara, se sentía vacío ahora que había dejado de orbitar alrededor de él como un satélite. Sin embargo no tenía planes de volver a hacerlo, estaba dispuesta a todo, aquel hombre no tendría la oportunidad de dañarme de nuevo ni de arruinar a mi familia. Él caería primero.