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771 Palabras
Me fue bien en los exámenes así que para celebrar estuve yendo a pasear con Oscar a diferentes lugares, fuimos a la playa, montaña, una catarata helada, un rio de aguas cristalinas, algunas fiestas que se salieron de control y demás. Él me agradaba de sobremanera, siempre teníamos de que hablar y sinceramente su ternura había hecho que comenzará a desarrollar sentimientos reales hacia su persona, era todo lo que quería en el mundo: ser feliz y amar a alguien que me devolviera el gesto con la misma devoción. Además él era alguien de mentalidad abierta, un chico agradable que no me quería de esclava del hogar. Quería que yo también triunfará y me desarrollará en distintos aspectos. Cuando regresé a la ciudad creí que todo estaría en calma pero no fue así, pues la famosa Alicia Donovan me escribió arguyendo que quería verme pues teníamos varios temas de que hablar, yo en un principio no tenía ganas; Grayson y ella ya no me importaban en lo más mínimo sin embargo la espina de la duda creció dentro de mí, era una curiosa insaciable así que acepté la cita con la que una vez fue mi enemiga, le dije que la invitaba a tomar café, sabía que ella también era de clase media-baja así que no tenía problemas con pagar aunque pensándolo bien era un tanto extraño. La Cafetería Sol era un lugar sumamente agradable, con sus paredes pintadas de color crema, cuadros de puntillismo representando paisajes, rostros y elementos de la vida cotidiana. También habían espejos con diferentes formas y varios retratos fotográficos antiguos. Era un lugar misterioso y elegante en la azotea de un edificio, llegué primero por lo que me pedí un capuchino y un pastel de chocolate mientras esperaba a la susodicha. Ella apareció luego de unos minutos, vestía un hermoso traje celeste de manga larga que resaltaba su belleza, entendía porqué aquel hombre la amaba tan profundamente al menos por la cuestión física. —Hola—la saludé sonriente—ella parecía un poco atemorizada—siéntate y pide lo que quieras, la cuenta corre a mi nombre. —Gracias—susurro Alicia, tomando asiento en silencio. En primera instancia parecía una chica bastante tímida y recatada, no tenía ni la más mínima idea del porqué querría verme pero bueno no me quedaba más que esperar a que ella se dignará a hablar aunque no parecía muy dispuesta a hacerlo pero yo tampoco estaba interesada, después de todo no fui yo quien la buscó. Alicia pidió varias cosas, parecía que estaba bastante hambrienta, sentí un poco de lástima por ella yo pasaba tragando como una ballena. Estuvimos disfrutando la comida en silencio, a decir verdad no me incomodaba su presencia, transmitía seguridad como si fuera una maestra zen o algo por el estilo. Tenía una sonrisa cálida, muchas pecas por todo el rostro al igual que Oscar y ojos azul-marino, era una mujer cautivadora que podría hacer que cualquiera dudara de su sexualidad, incluyéndome, aunque a ese punto de mi vida había descubierto que para mi desgracia era heterosexual. —Bien—dijo ella finalmente—Karinna, estoy aquí... Bueno la verdad no te he dicho nada porque me da mucha vergüenza pero te quería pedir un favor—asentí en silencio—entiendo si no quieres o no puedes pero es muy importante para mí. —Está bien, dime de que se trata y veré que puedo hacer—ella me miró entre preocupada y aterrada, no entendía porqué le generaba esa sensación. —Es sobre Grayson... —Tranquila—interrumpí—no tengo nada con él, te lo prometo la verdad es que me gusta otro chico así que no tienes de que preocuparte. —No, sé que a ti no te gusta—se sonrojó—vamos, tu eres una chica con clase y una buena posición—me miró tímidamente—con estudios, belleza, inteligencia, carácter y elocuencia... Jamás te fijarías en un chico como él por más listo que sea no está a tu nivel—me sentí halagada, ella tenía razón: yo no tenía porque voltear a ver aquel hombre—es que quería ver si me podías ayudar a que Gray consiguiera un mejor puesto en la empresa de tu papá, su mamá está enferma y ya no le alcanza para cubrir el tratamiento, sus gastos y los míos—ella bajó la mirada—yo no he podido conseguir empleo, la situación esta muy complicada—iba a contestarle cuando noté de reojo que Grayson, como el rey de Roma aparecía mientras hablábamos de él: nos estaba buscando.
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