Por lo pronto hablé con papá para decirle que no me sentía cómoda con que estuviera trabajando con Grayson, que su chica estaba molesta conmigo y qué no los quería afectar sentimentalmente así que lo mejor sería mandarlo a otro lugar. Mi padre accedió y de inmediato le pidió un traslado a otra ciudad, lejos de Etrasia. Le agradecí profundamente, en el nuevo puesto él incluso ganaría mejor, la verdad a pesar de lo malo que fue en esa vida extraña que había pasado lo cierto es que no tenía como verificar que fuera cierto. Era un chico pobre que se esforzaba por sobresalir, no iba a quitarle sus oportunidades solo por una venganza interdimensional.
Oscar y yo convivimos más, nos permitimos conocernos y enamorarnos. Dejé que él entrará en mi corazón, mientras que a su vez yo permanecía en el suyo. Un gran aprendizaje que tuve fue que el amor no debía doler, que debía hacernos divinos no desválidos. Que para adorar a una persona no tenía porque dejar de ser íntegra. Mi dulce chico también lo sabía, por eso era tan feliz con el.
Una noche estrellada al lado del mar sus ojos brillantes me miraron detenidamente mientras confesaba:
—Estoy total y completamente enamorado de ti—dijo sonriendo mientras depositaba un besito en mi nariz y otro en la frente.
—Yo también—le acaricié la mejilla, suspirando en su oído con suavidad—eres un sueño hecho realidad, mi dulce amor.
—¿Sabes?—lo miré curiosa—toda una vida deseé que correspondieras mis sentimientos, han pasado muchos años desde que me enamoré de ti, te lo juro que en cada día lo que más pedía... A Dios, al universo, a las fuerzas que mueven el mundo o a lo que fuera era que tu me correspondieras—un profundo beso nos unió en cuerpo y alma durante unos instantes—ahora que estoy contigo lo tengo todo. No me importa el dinero, no me importan los lujos materiales, no me interesa viajar por el mundo ni conocer cientos de países, culturas, personas, ni ir al cine a ver miles de novelas de amor mal representadas en la pantalla porque todo eso que está allá afuera lo tengo aquí—dijo señalando mi pecho, justo encima de la tela de la blusa en el lado del corazón—en ti, eres el mundo entero Karinna, eres mi hogar, quiero seguir conociendo tu país toda mi vida—me volvió a besar, me dejé llevar por la belleza del momento en aquella playa de arena fina bajó una hermosa noche estrellada.
Dormimos abrazados, prometiendonos amor eterno, con el juramento que siempre estaríamos juntos sin importar las circunstancias. Quizás fue porque éramos demasiado inocentes y torpes porque nunca estaríamos tan jóvenes y enamorados como esa vez. Al regresar a la ciudad continuamos nuestra relación, luego nos separamos un tiempo para seguir con nuestros estudios pero inevitablemente nos volveríamos a juntar.
Hablábamos todas las noches,yo estaba en una isla alejada de la sociedad civil y solo podía comunicarme con él y con mi familia a ciertas horas cuando la señal lo permitía. Estuve un año así sin enterarme de mucho de lo que sucedía allá afuera. Estaba haciendo un glosario de especies poco investigadas de aquella zona, muchas participantes de un proceso de simbiosis perfecta, en aquel lugar que aún no había sido tocado por la mano del hombre se mostraba la perfección de la vida. No quería irme de ahí, la ausencia de personas me daba una sensación de tranquilidad incomparable. Aún así no podía evitar extrañar a quienes quería con todas mis fuerzas.
Pero finalmente mis días en el paraíso acabaron, tuve que empacar con todo el dolor de mi alma y regresar a mi casa. Cuando salí a una zona poblada rápidamente me enteré de las terribles noticias: papá estaba sumamente enfermo y la empresa se estaba yendo al pique. Mi corazón latió desbocado, aterrado ante la idea de perder a aquel hombre al cual adoraba más que a nada en este mundo.
Regresé a la civilización lo más rápido que pude, allí me informaron que aquel tratamiento de salud era prácticamente impagable, salvo casos excepcionales. Entendí que quizás debíamos aceptar que lo perderíamos, el desapego es parte de la existencia humana sin embargo yo no podía hacerlo.
—Papá—murmuré tomando su mano, mientras lo abrazaba, al verlo se me fue el espíritu del cuerpo: estaba demacrado en demasía—siento haberme ido, si hubiera sabido que te ibas a enfermar jamás me hubiera separado de tu lado. He sido una mala hija, estaba tan apasionada de mi investigación que nunca imaginé que algo así podría pasar. Por favor, discúlpame... Sabes que te amo.
—Cariño, no te culpes—me apretó una mejilla—eres mi niña, nunca me molestaría contigo por hacer lo que te apasiona. Soy el hombre más orgulloso del mundo de su hijita que se graduará con honores después de tan ardua investigación. Eres la mejor.
—Si pudiera hacer algo, lo que fuera —lloriquee—eres demasiado bueno, no puedo perderte.
—Cariño no pienses en eso—murmuró cansado—voy a descansar.
Salí de la habitación con los ojos enrojecidos sientiendo como todo a mi alrededor se caía a pedazos. Mi padre, el pilar de la familia, el hombre más fuerte que conocía estaba postrado en una cama agonizando sin poder levantarse, él no merecía eso, era una persona grandiosa... No podía morir de manera tan miserable.
Me senté en la sala mirando el antejardín con ojos vacíos, sintiendo como la furia me llenaba de adentro hacia afuera. Mi cuerpo entero ardía, deseaba poder desahogarme golpeando a alguna persona o algo por el estilo.
—Escuché que harías lo que fuera—me volteé, topándome con mi madre que me miraba con ojos entornados.
—Claro que sí, si necesitan que done un órgano aunque sea uno vital... Sabes cuanto lo quiero, no podría perderlo.
—Solo hay un hombre en esta ciudad que puede pagar el tratamiento de tu padre—murmuró—el llamó para ofrecer un trato.
—¿Y qué es?—respondí aterrada ante tanto misterio.
—Bueno, no sé si recuerdas a Grayson... El amigo con el que tu padre lo envió murió dejándole todos sus bienes.
—Tiene sentido que quiera ayudar—comenté—mi padre fue su primer mentor.
—No quiere ayudar así por así—comentó, aún tensa—la única manera en que Grayson pagué... Sería que aceptaramos el trato que propuso.
—Hmm, ¿y que fue lo que sugirió el sujeto en cuestión?
—Una alianza entre empresas... Dijo que si te casabas con él pagaría el tratamiento de tu padre.