Pasó el tiempo, un par de meses y nuestras vidas estaban mejor que nunca. Luz y yo estábamos muy bien, en ocasiones peleamos por tonterías pero jamás nos hemos dejado de ver. Nuestra rutina tenía su ritmo de lunes a viernes, pero los fines de semana siempre había algo distinto. Viajamos mucho. Jaime y su hermana se fueron a vivir juntos. Increíble pero cierto, se volvieron inseparables y Jaime la motivó a poner el jardín de fiestas en el terreno junto a la casa de Luz. Al final, las hermanas terminaron haciendo una buena mancuerna, cada una en su área. Luz comenzó a considerar en construir más habitaciones con la finalidad de dar servicio de hotel boutique, pero luego recordaba la cantidad de compromisos que tenía y desertaba. En mi vida pensé ser tan feliz con ella, hasta aquella ma

