Charlotte tenía un horario bastante ajustado, desde hacía poco tiempo había culminado su primera carrera universitaria y aún le faltaban 4 semestres para terminar Finanzas y Comercio internacional, su segunda profesión, por lo que algunas veces llegaba a la oficina en las tardes, luego de asistir a clases en la universidad. Algunas veces, a su llegada se encontraba un completo caos con los “ejecutivos tóxicos”, como les llamaba. Aquellos hombres, cuyas edades oscilaban entre los 45 y 60 años, se quejaban porque ella no estaba durante toda una jornada laboral en la oficina, pedían que el Ceo fuera alguno de los ejecutivos más antiguos en la oficina o en su defecto, consiguieran a un hombre capacitado y con una completa disposición. Ellos no veían nada productivo en ella, ni en sus esfuerz

