Todas las noches, tras su llegada a su pequeño departamento, Liam siempre se hallaba solitario, no podía ignorar que de vez en cuando echaba de menos la compañía de su exnovia, pensaba que al menos se sentía un hogar con más vida cuando estaba con Ruth y a pesar de todo, había alguien que lo recibía a su llegada; aunque el afecto que decía tener por él ahora era dudoso. Liam llegaba pasadas las 10 de la noche, se daba una ducha, se colocaba algo cómodo, comía algo fácil y rápido de preparar, y se tiraba en un sillón a ver alguna película o mal programa de televisión con el que se aburriera lo suficiente como para quedarse dormido. Esta noche era particular, no dejaba de pensar en su conversación con Charlotte sobre la familia y todo aquello que no conocía, ella podía verse como una fiera

