Capítulo 1. Campo de estrellas.
Amelia.
Estoy tan exhausta que no he parado de trabajar hace semanas, esta boda ha sido el reto más grande de mi carrera. Mis clientes son personas muy importantes que podrían impulsar mi negocio a grandes escalas, pero para lograrlo debo concretar un trabajo maravilloso y de ensueño.
Este evento más allá de ser la boda de unas personas muy importantes también se llevará a cabo fuera del país donde vivo y no solo país sino también continente, por lo que el trabajo fue el triple con mucho más esfuerzo y conseguir proveedores que sean de confianza y que no me falten llegado el momento.
Ahora nos encontramos a seis días del maravilloso momento y puedo decir que me encuentro satisfecha con todo lo que he podido lograr. Los novios están felices por ende yo también lo estoy, por supuesto que aún falta ver pequeños detalles pero todo lo significante ya se ha hecho por lo que un pequeño respiro no me vendría nada mal.
El lugar donde la boda se realizará es un pequeño pueblito sacado de un cuento de hadas, no tenía idea de las maravillas que podía ofrecer Escocia y hoy lo puedo apreciar. Atardeceres llenos de magia y unas noches estrelladas como nunca antes lo había visto, la naturaleza en su mayor esplendor.
Desde que llegué aquí no pude parar y observar todo a mi alrededor con el tiempo que se merece por lo que esta tarde lo haré. Lo venía planeando desde hace unos días ya que me encuentro sola en la casa. Los novios habían viajado a España que es donde residen para poder dejar sus vidas en orden para luego de la boda y los días de luna miel que no estarán y regresarán mañana junto con sus familiares y amigos, así que este es mi último día libre hasta después de la boda.
Llené una pequeña cesta de picnic con algunos platos fríos que tenía en la cocina y algunas frutas, una botella de vino y otra de agua, un mantel donde podré sentarme y por supuesto una linterna por si me agarra la noche.
La propiedad era muy amplia, los Ryder habían comprado este lugar porque Julia, la futura novia, en un viaje que había hecho aquí a Escocia, se había enamorado del lugar y había estado muy emocionada con tener una casa donde escapar de la realidad cuando hiciera falta y ¿Cómo no? También llevar a cabo su boda.
En uno de esos recorridos que hice con Julia había encontrado un lugar increíble, bastante alejado de la casa principal, pero lo cierto es que tenía una vista maravillosa que me prometí a mi misma que volvería y la disfrutaría como Dios manda. Finalmente lo voy a cumplir.
Al llegar al hermoso lugar no pude evitar hacer una foto, la usaría para promocionar el lugar donde me encuentro organizando una mágica boda. El atardecer era impresionante desde aquí y al parecer alguien pensaba lo mismo porque encontré una casilla donde cabía tranquilamente una bolsa de dormir o una manta para picnic, por supuesto que lo aprovecharé solo espero no haber trasvasado los límites de la propiedad de los Ryder para no tener problemas con los vecinos.
Extendí la manta y me recosté en ella, no puedo describir las sensaciones de paz que recorría mi ser, en verdad este lugar podría ser considerado terapéutico. Me serví algunos bocadillos, aunque no tenía mucha hambre en lo único que podía pensar era en el vacío en el que se encontraba mi mente. Me encantaba.
Decidí cerrar los ojos por unos minutos porque amaba no sentir nada y entonces no se bien en qué momento perdí la noción del tiempo porque esos minutos creo que se convirtieron en horas.
En un momento que había comenzado a dudar si lo que estaba viviendo era un sueño o la realidad sentí un tintineo muy cerca de mí que me despertó de un sobresalto percatándome que había estado soñando.
— Tranquila, tranquila no había querido despertarte. — ¡Esa voz! No puede ser cierto.
Cuando vuelvo a ver al dueño de aquella voz me quedo petrificada, jamás creí encontrarlo en este lugar y mucho menos ahora ¿Qué estaba haciendo aquí?
— ¡Wow! Tienes una cara de espanto que no se como tomarlo si bien o mal.
— ¿Qué estás haciendo aquí Aaron? — pregunto recuperando mi voz después de la sorpresa.
— Bueno, quien debería de preguntarte eso tendría que ser yo porque estás en mi propiedad.
— ¿Cómo dices?
¡Dios! Tierra trágame. No puede ser que me estuviera ocurriendo esto ahora, justamente el vecino de los Ryder debía de tratarse de él. Cuando quería el destino podía ser bastante chistosa, hasta hoy había estado muy segura que tenía tiempo suficiente hasta mañana para prepararme mentalmente para verlo nuevamente cuando llegara junto con todos los demás, pero ahora resulta que tiene su propiedad pegada a la de sus clientes.
Me levanto y me pongo de pie rápidamente acomodando lo que podía de la maraña de pelo que tenía luego de haber dormido lo que parecía horas porque ya estaba muy oscuro aquí. Aaron simplemente me veía muy atentamente con una sonrisa en su rostro y en sus manos tenía una copa con un poco del vino que me había traído para mí.
— ¿Tú robaste mi vino?
— Tú usurpaste mi lugar favorito, creo que esto es lo menos que puedo pedirte a cambio.
¿Su lugar favorito? No pude contenerme y solté una risa bastante incómoda, de verdad la vida se había decidido en hacer de todo esto un chiste. Habiendo tantos lugares en el mundo y en la propiedad de los Ryder justamente el que llamó mi atención era el lugar favorito de Aaron Sterling.
— Ey tranquila ¿Por qué no nos sentamos y disfrutamos la vista? Ya que también te ha gustado este lugar quiero mostrarte porque es mi lugar favorito.
Se veía tan relajado y seguro de sí mismo que me encontraba bastante cohibida por él que me era imposible no volver a aquella vez que hicimos algo parecido a esto y no había resultado del todo muy bien.
No había querido pensar en ese día nunca más y lo había logrado, me había ahogado en el trabajo que mi mente no había tenido tiempo para pensar en nada ni nadie que no fuera parte de la fiesta que estaba organizando. Sin embargo ahora todos mis recuerdos de aquel día estaban inundando mi mente y lo que menos podía estar era tranquila, pero no podía decir que no o me dejaría en evidencia y no quería eso.
— De verdad lamento haber invadido tu propiedad, no estaba muy segura hasta qué punto era propiedad de los Ryder y no tenía idea de que fuera vecino de ellos.
— No pasa nada, la verdad mis hermanos son los que pasan más tiempo aquí. Yo paso la mayor parte de mi tiempo viajando por lo estoy muy poco, pero las pocas veces que estoy en casa vengo aquí. Amo este lugar por esto — me dice señalando el cielo donde había un mar de estrellas que se podía apreciar muy claramente.
— Es hermoso. — digo suspirando viendo ese campo maravilloso de estrellas brillantes sobre nuestras cabezas. Sin embargo, cuando bajo la mirada veo que él solo me observaba a mi con una gran sonrisa sexy y aquello me hizo recordar esa vez que me había visto de la misma forma.