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BUCHONES Venganza por un amor

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chica buena
mafia
drama
tragedia
bxg
protagonista masculino
pequeña ciudad
crush de la infancia
de enemigos a amantes
personalidad múltiple
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intro-logo
Descripción

Dania Santos pasa de estar loca por amor a la locura por perderlo. Un amor que les fue arrebatado por la muerte. Ahora su fiel consejera, la venganza, la lleva a convertirse en el ser más desalmado que el pueblo de Cósala conociera jamás.

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SOLO A TI TE PERMITIRIA QUITARME LA VIDA
-Mátame…por...favor, no dejes que me encuentren con vida, por favor hazlo ¡HAZLO MALDITA SEA!.... Después el sonido que hizo su cuello al romperse, ese mugroso silencio que me reventaba los oídos, invadió cada rincón; deje caer su cabeza sobre la húmeda barbasca, coloque mis manos sobre sus ojos, unos ojos negros ya sin vida, para que dejaran de mirar el vacío, la nada, los observe una vez más, en ese mismo instante el dolor me invadió, la desesperación, quería devolverle la vida a aquello Ojos, así como se las había arrebatado.  El dolor broto dentro de mi recorrió cada parte de mis entrañas, levante mi rostro al cielo, solté un grito sordo, dejando salir con el todo el dolor en silencio. A un en mi inconsciencia sabía que si me escuchaban sería fatal, la vida que ahora pesaba en mí se habría desperdiciado si me encontraban. Movía mi cabeza de un lado a otro, repetía en mi mente una y otra vez ¡NO!...!POR FAVOR… DIOS NO! Mientras las lágrimas empapaban mi rostro, ese día aprendí como se llora en silencio. Con mis manos aferradas a él, me recosté sobre su pecho, seguía llorando hasta que me quede dormida o inconsciente, no lo sé, esa noche me quede sin alma,  se fue junto con la de aquellos hermosos ojos… morí. De pronto, en mi mente aparecieron como cascada un puño de imágenes, creí que estaba soñando pero no, reconocí cada imagen y supe que eran mis recuerdos, aquellos que guardaban una parte de mi vida, en la que los ojos que amaba a un respiraban, una vida a la que no volvería jamás, mi corazón dio un sobresalto, hay estaba esa mirada de nuevo, llena de vida, si, ahora solo en mis recuerdos tendrían vida, pero parecía tan real, no los quería perder de nuevo, hay estaban enmarcados por unas enormes pestañas risadas. El dueño de esos ojos era Cris, mi mejor amigo de la infancia y el amor de mi vida, Cris y yo crecimos juntos, cerca de un pueblo que para ser sincera su nombre real nunca lo supe, la mayoría de las personas cercanas a este lugar lo nombraban “Ombligo”, porque según ellos era un punto en el mundo, este punto del mundo se localiza en Cósala municipio del estado de Sinaloa, cerca de otros pueblos como Imalaya , cabecera municipal de Cosalá, la presa sanalona y otras rancherías más, hasta colinda con algunos municipios del estado de Durango. En esta minúscula parte del mundo ubicada en las faldas de la sierra madre occidental, las personas vivían de sus parcelas, mi padre era uno delos más acaudalados de los alrededores, tenía bastantes hectáreas, vacas caballos, y animales de granja, cuando se trataba de piscar todos querían trabajar en las parcelas de don Félix Santos, un hombre de respeto no solo por pagar bien, si no porque era un hombre de palabra, nunca entendí por qué mi madre lo abandono; un día, de repente, dijo que ella no se quedaría verlo morir, ni ella ni sus hijos, se marchó llevándose a mi hermano mayor Rafael, yo me aferre a las piernas de mi padre, no le deje más remedio que dejarme con él, quería a mi mamá claro; pero mi padre era mi ídolo, anhelaba ser como él, hacerme cargo de la hacienda y convertirme en una persona de respeto. Mi madre se fue a vivir a Long Beach California con su hermana, mi tía Andrea siempre le decía, - Minerva, tú no eres para que acabes en ese rancho, ahorita todo va bien, pero se va a acabar ¿y qué vas a hacer?, piensa en tus hijos.-, mi tía era de esas señoras escandalosas, se creía mejor que los demás, solo porque logro salir de aquel cenizo pueblito como ella le decía. Tenía 13 años cuando mi madre se fue, además de mi padre, Cris era mi única compañía, andábamos por todo el campo jugando, libres, nos subíamos a los tractores, molestábamos a los trabajadores con bromas, soñábamos con el día en que nosotros mandáramos en aquellas tierras, planeábamos unir nuestras parcelas, su familia también tenía algunas, no tantas como la mía, pero le hiba bien. De vez en cuando nos acompañaba su hermano, Jesse, así le decíamos, su nombre era Yessenio, y por supuesto que lo odiaba, él era mayor que cris por dos años, a diferencia de su hermano menor, él tenía los ojos color miel claro, en lo demás eran igualitos, de piel blanca y flacuchos. Meses después de que jesse cumplió 17 años se fue con su papá a los Estados Unidos, en busca del sueño Americano, todo cambio, las parcelas ya no daban lo suficiente para ellos, al parecer, para mi papá todo seguía igual; cris se quedó con su mamá, una señora dedicada totalmente al hogar, muy buena persona amable, tranquila, siempre rezando por sus hijos. Tres meses después de que ellos se marcharon, mi padre murió, su camioneta fue arrastrada por un tráiler cuando regresaba de Culiacán, después de ver unos negocios, la noticia me cayó como bomba, me encontraba con cris en el campo como era de costumbre, acababa de pedirme que fuéramos novios y que al crecer nos casaríamos para estar siempre juntos, con lo que paso, no le respondí, Salí corriendo por aquel campo de maíz, imaginándome que encontraría a mi papá trabajando, de pronto unos escuálidos brazos me rodearon por la espalda, era cris, me detuvo al mismo tiempo que me decía, las mismas palabras que yo le dije cuando su papá y jessie se fueron; - Aquí estoy, estoy aquí para ti, nunca me voy a ir de tu lado, vas a estar bien te lo juro- , - no es cierto- respondí con vos entrecortada, - algún día vas a morir también- jamás había perdido a alguien tan cercano, desde ese día me aterraba volver a sentir esa clase de dolor, la muerte de alguien cercano a mí me aterrorizaba, no lo soportaría una vez más, - No – respondió, - vamos a morir juntos, solo tu muerte va a poder quitarme la vida, voy a estar aquí siempre… para ti-, nunca me hubiera imaginado que las promesas de un niño valieran tanto, estuvo a mi lado durante el sepelio y el novenario pero no volvimos a hablar, mi madre no lo permitió, a pesar de mis suplicas no quiso quedarse en la hacienda, me llevo a Long Beach, los primeros años que pase en ese lugar, para mi fueron una tortura, no hubo día que no llorara por no poder regresar.   Pasaron ocho años, para que recordara esa promesa, tenía 21 años, decidí estudiar administración, así podría hacerme cargo de los negocios que mi padre dejo, en el fondo estaba segura que regresaría a la hacienda, Rafael mi hermano estudiaba en Seattle, el hacia su vida a parte muy alejado del látigo de nuestra madre, cosa que yo no todavía no me atrevía a hacer, vivía con mi madre y trabajaba para ella en su estética, eso sería hasta que me casara, dos años atrás conocí a Julio, mi novio, en un baile en los Ángeles, era encantador guapísimo, alto, fuerte, moreno claro, varonil, todo un príncipe azul, a sus 26 años ya tenía varios negocios propios, pero nada es perfecto en la vida, pocos meses después de conocernos me pidió matrimonio, en ese momento yo no acepte, nos acabábamos de conocer, además de que yo era muy joven, pero de tanto insistirme y los malos consejos de mi madre, un día termine por aceptar, su persistencia me hizo sentir que estaba segura, que estupidez, sentirme lista para un compromiso a ese nivel solo por convencimiento y como no hacerlo cuando me pintaba esas fantasías de una vida perfecta a su lado, pero esas fantasías color rosa terminaron por esfumarse una a una, cada vez que cancelaba la boda, la retrasaba por cualquier motivo siempre relacionado con su trabajo, - Porque no mejor me dices que ya no te quieres casar y ya, que te arrepentiste - , le reclamaba yo furiosa, siempre que la retrasaba, - Hay, Dania mírame, eres todo para mi te adoro ok - , ese era mi nombre, Dania, Dania Santos, - Pues no parece, para que me pides matrimonio, si lo vas a cancelar cada vez que se te pegue la gana – discutía, me miraba a los ojos sonriendo, - No me pierdas la fe- decía sonriente, - ultima vez te lo juro- prometió si fue la última vez que la cancelo. Me llevo al Huntington Park en los Ángeles, al bajar de la camioneta el cubrió mis ojos, así caminamos unos minuto, - ya destápame – pedía ansiosa, - es una sorpresa – me respondió, - ¿la pizza una sorpresa, desde cuándo?- bromee, - desde hoy- dijo al soltar una carcajada, - bien, ¿estas lista?- pregunto, no espero a que respondiera, destapo mis ojos, - elige el que más te guste-, -wow, pero que…- fue lo único que pude pronunciar, ¿ qué más puede uno decir, cuando te encuentras frente a una vitrina llena de hermosos anillos con diamantes, - no puedes ser una mujer comprometida sin anillo- me susurro al oído-, hay estaba yo eligiendo entre oro amarillo, blanco , quilates y más quilates, - este – señale hacia vitrina, - excelente elección – dijo el vendedor mientras lo sacaba para mostrárnoslo, - es un anillo estilo Bright Tiffani de 14 quilates, con diamante corte hearts -, se lo dio a Julio y el me lo puso para medírmelo, esta vez debe ser cierto, pensé, no la va a cancelar, mi madre se va a ir de espaldas cuando vea esto, era hermosos, de oro blanco, lleno de pequeños diamantes incrustados a alrededor y al centro la piedra más grande, de pronto el sonido del celular de mi futuro esposo me despertó de mis vagos sueños, ahora mi atención la tenían él y su llamada, en cuestión de segundos el valor significativo de aquel anillo ya no importo, julio se alejó unos cuantos pasos de mí, no entendía bien lo que hablaba, solo lo miraba manotear de un lado a otro, regrese la mirada a aquella costosa joya, solo que esta vez no con alegría, más bien con decepción, colgó y se acercó de nuevo a mí, - ¿Cuánto tiempo? – pregunte, tenía la cabeza agachada, miraba el anillo y lo giraba, levanto mi rostro con sus manos, me miro a los ojos, - solo unos días- dijo, - van a ser solo dos semanas- agrego seguro de que aceptaría, - un par de días, dos emanas, tres meses, años, no me importa ¡ esto se acabó¡, de un tirón saque el anillo de mi dedo y se lo entregue al vendedor, - es hermoso- le dije, - pero no es para mí-, Salí de ahí sin voltear para nada, alcance a escuchar a julio pedirle al dependiente que le envolviera el anillo, - Dania , cariño, ¡ espera por favor¡ - me gritó, lo ignore, ni siquiera era por enojo, ya estaba cansada de esto, ¡ ya no ¡ me dije a mi misma. Llegue a mi casa, deambule por esta unos minutos pensando que hacer, no quería ver a julio, no hasta que aclarara lo que sentía, en realidad sentía un gran alivio como si una carga que trajera en mi espalda hubiera desaparecido, si , esa era la palabra clave, desaparecer, eso era lo que necesitaba y estaba a punto de hacer. Empaque todas mis cosas, ropa, zapatos, pinturas, hice como tres maletas, tenía claro que a donde pensaba ir lo iba a necesitar todo, que julio cancelara la boda, era la excusa que había estado esperando, la que me dio el valor para volver a la hacienda; - ¡ Que haces?- pregunto mi madre, apareció tras de mí, estaba tan concentrada en mi fuga que no la escuche llegar, - solo quiero perderme unos días, déjame hacerlo por favor- le explique cortante, la relación con ella no era del todo buena, creo que no era la hija que ella esperaba, - creo que estas exagerando-, pero claro julio ya le había chismeado, - ¿ así que ya te contó?-, - cariño, solo serán unos días-,me chocaba que lo defendiera, - pues regreso en unos días- le dije con tono sarcástico, – no seas tonta Dania, mejor partido que él no vas a encontrar jamás-, - eso es lo único que te importa- reclame, pues espéralo tu yo ya me harte-, - me importa tu futuro niña- , explico, - ¿ y mi felicidad que mom?-, - sigues pensando en ese mocoso verdad- grito, cuando llegue aquí, no hubo noche que no llorara   por Cris y día que no suplicara a mi madre que me dejara volver , desde entonces ella lo aborrece lo llama mocoso, lo ve como una especie de amenaza. -¡Adiós mamá!- grite, fue la última vez que hable con ella; Por unos instantes volví a la realidad, sentí frío, abrí los ojos, escuchaba murmullos, seguían buscándonos, abrace el cuerpo de Cris con más fuerza, nadie me lo quitaría, no lo abandonaría de nuevo,  Los recuerdos volvieron, me encontraba en mi camioneta, en la frontera, cruce a México, por Tijuana, el único lugar al que deseaba ir, era Cósala, ahí estaba una parte de mí que me hacía falta, mi felicidad, todo el camino, me imagine como sería mi llegada, estaba consiente de que las cosas cambiado, pero a un así en mi mente construí, una escena perfecta, a mi llegada todos sorprendidos obviamente, pero felices, Cris me daría u fuerte abrazo, de esos que te dejan sin aire; me burle de mi misma por creer que eso pasaría, como si todos se hubieran quedado en pausa desde que me fui y comenzarían a moverse de nuevo a mi llegada, ellos tenían sus vidas y que vivirlas solo deseaba no haber perdido a Cris. Nada sabía de aquel lugar, desde hace 8 años, la emoción que sentí al ver el arco blanco que da la bienvenida a todo visitante casi me hace gritar; Para llegar a la hacienda, pasaba por un costado de Cósala a dos horas se encontraba el pueblo de Ombligo y a45 minutos del pueblo estaba mi hacienda, mi padre hizo la casa alejada del pueblo para estar más cerca de los campos y así cuidarlos , a 20 minutos de mi casa estaba la casa de Cris y a otros 20 la de mi vecino más cercano, todo eran campos y más campos, que en estos meses de Julio y Agosto por las lluvias, se veía hermoso, las personas de los alrededores, se reúnen en Cósala para las fiestas, en Marzo se celebra la fundación , fiesta de san juan en junio, día de santa Úrsula aniversario del pueblo mágico en octubre y en Diciembre las serenatas Guadalupanas. Por fin estaba ya en la hacienda, a pesar del tiempo no estaba descuidada, los trabajadores que se quedaron a cargo la mantenían en buen estado ya les pertenecía masa ellos que a mi familia, me estacione frente a la casa, baje de la camioneta, me quede ahí de pie mirándola, me sentía extraña, me daba pena tocar y no se diga entrar, como no se me ocurrió avisar, me sentía como en una casa extraña, bueno más o menos así era.  

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