
y ahí estaba yo, hecha un mar de lágrimas, no podía creer como podía aguantar tantas humillaciones.
El se había ido de nuevo con su amante dejándome ahí sintiéndo qué no valía nada.
pensaba en dejarlo e irme a casa de mi madre, pero en realidad no era opción ella trabajaba todo el día y no tenia casa propia por lo cual yo seria una carga para ella y si trabajaba no había quien cuidara de mis niños. entonces decidía quedarme y seguir aguantando la situación con tal de no darles una mala vida llena de restricciones y sufrimientos.
