Sasha Definitivamente no había rastro de la niña que conocí en San Petersburgo. Tenia ante mis ojos a toda una mujer -mi mujer- solamente mía por encima de todo y todos. A la mierda mis creencias. No tenía palabras para describirla, su rostro, su desnudes perfectamente perlada por el sudor, me enloquecía. Sin siquiera planearlo me tenía totalmente en sus manos. Estaba jodido. Hundí mi rostro en su cuello, acariciando su piel con mis labios, chupando, mordiendo, memorizando su aroma. Comencé a moverme despacio pero con embestidas profundas. Mila cerro los tobillos sobre mi culo y me obligo a que la penetre con más fuerza, más rápido. Sus caderas giraron y empujaron acoplándose a mis movimientos, encontrándome en cada uno de ellos, gruño en cuanto encuentra mis tetillas y con sus die

