La pareja se besa en medio del establo teniendo como testigos a los caballos. El beso comenzó siendo lento y tranquilo, pero a medida que pasaba los minutos se tornaba intenso y hambriento. Sin perder el tiempo, Dalton tomo por las nalgas a su pareja cargándosela encima. Mientras que la chica enroscaba sus muslos de la cintura del vaquero. —Como te extrañe —Gime Dalton besando a su chica. —Sí, yo también lo hice —La castaña jadeo sobre la boca de su amado. —Vamos hacerlo aquí mismo, no creo que pueda reprimir las ganas que tengo de hacerte mía en estos momentos. —Si, por dios sí. No perdamos el tiempo —Rugió ella. El vaquero recostó la espalda de la castaña contra la pared de madera metiéndose con fuerza entre sus muslos. De manera desesperada ella empezó la tarea de soltar los boton

