Dormí muy bien, a pesar de lo ocurrido la noche anterior. Tomé el automóvil y salí a comprar algo, tenía ganas de comer hamburguesa de esas dobles. El día domingo por lo general me gustaba dedicármelo a mí, comer algo rico, pasear, escuchar la música que me gustaba, leer un buen libro, y todo esto después de ir a la iglesia, aunque sea un momento. No tenía idea de cómo me iría modelando, pero en cierto modo me entusiasmaba la idea. Sabía que mi madre estaría encantada, siempre y cuando no posara desnudo. Tal vez porque es mi madre, bueno ella me cree el chico más apuesto sobre la tierra. Creo que las madres son piadosas siempre. Acababa de cumplir los veintisiete, ya no era un pequeño niño, me gusta mi trabajo. Mido un metro con ochenta y ocho, tengo la tez clara, y de ojos claros tambié

