Volví a mi nueva casa, cuando observé el sillón se me hizo un nudo en la garganta. Había estado a punto de comerme a Michelle Banner y de un mordisco. ¡Cuánto un hombre puede parecerse a una fiera hambrienta!
Me senté sobre el sillón, deseando que las cosas no se complicaran al día siguiente.
Le había dicho que quería renunciar, porque me sentía muy raro cada vez que estábamos cerca. Me atraía mucho, para ser sincero me atontaba, pero mis sentimientos se inclinaban con gran contemplación a Ev, casi arrastrándome a ella.
Casi eran las once de la noche, pero no podía dormirme, las imágenes del cuerpo de Michelle en ropa interior no me dejaban en paz. No tenía idea de que estaba pasándome. Tomé mi teléfono móvil, y preferí indagar en la chismografía, me conecté a mis r************* . Per
