Mudanza
Hoy regrese de haber estado 4 años en Italia. Llegó al aeropuerto de Lima, a mi hermoso país.
Es cierto que la comida europea es buena, pero no sé compara con la de Perú, su variedad, gastronomía es incomparable. No solamente me gusta comer. Hice de este buen gusto mi carrera. Si bien es cierto, estudie gastronomía, luego me especialice en administración de restaurantes y hoteles.
Por mi buen desempeño gane una pasantía en un hotel reconocido en Italia, para luego volverme trabajadora fija. Con un grandioso salario y un buen cargo.
Dirán, que hago volviendo si tengo todo allá. Ahora les comento, que no es que me dejaron ir. Es que me pidieron que ayudará a estructurar e implementar su nuevo restaurante en la sede de mi país.
El tiempo, mínimo un año, es por eso que decidí alquilar un departamento que sea muy cerca a mi trabajo pero bonito y acogedor.
La búsqueda la hice desde Italia, hablé con varios lugares y me mostraron fotos y videos. El último y el cual me decidí, me hizo videollamada. Me lo brindan amoblado. El señor Martín Vidal, es muy amable, un anciano de aproximadamente 75 años. Me gustó su sinceridad al decirme los defectos del mismo inmueble. Uno era que tenía un vecino, que usualmente hacía bulla. No era prolongada pero si frecuente. Me específico que usualmente eran entre las 9 a 11 de la noche. Horario que usualmente no estoy en casa por la chamba. Así, que no tome importancia a ese detalle.
Lo primero que me recibe es el hermoso tráfico limeño. Un caos siendo las 8 de la mañana. Tardamos en llegar a San Isidro, el distrito en el que voy a vivir casi hora y media.
Por suerte me tocó un taxista muy amable. Quién me ponía al tanto de los últimos sucesos políticos de mi adorado pais.
Algo que tiene de particular este hermoso lugar no solo es su comida, sino los escándalos de la farándula y políticos.
—Llegamos señorita —Me indica el taxista.
—Gracias señor Rubén — Él me ayuda a bajar las maletas y llevarlas al lobby del edificio. Son 3 maletas, 2 grandes de 20 kg y una chica de 10 kg. —Ya guarde su número, para llamarlo en cualquier momento.
—Cuidese señorita —Se despide con la mano y sube al vehículo.
—Buenos días —Saludo al chico de la recepción. —Soy Rocío Delgado, él señor Martín Vidal, me indico que dejaría las llaves del departamento que alquile. El 803. — El me observa.
—Me permite sus documentos —Le entrego mi DNI que saco de la cartera.
—Rocío Viviana Delgado Contreras —Lee — mil novecientos noventa y nueve —vuelve a leer mi año de nacimiento, ¿acaso está revisando mis datos personales?
—Me devuelve mi documento —Le estiró la mano para luego quitarle mi DNI —Creo que ya confirmo mi nombre e incluso mi edad. —Digo muy seria.
—Lo siento —Dice este hombre, debe tener unos 35 años. No es feo, pero tampoco me interesa. —Bienvenida. Aquí tiene el sobre del señor Vidal.
—Gracias. —Le Respondo secamente.
—De nada, ¿Desea que le ayude con las maletas?
—Si fuese amable, solo hasta el ascensor. —Indico. Él hace lo que le pido. Solicita el ascensor.
Una vez que abre, ingreso junto con todas mis maletas. Veo bajar del otro elevador a una familia quien me sonríen y saludan al pasar.
— Gracias. — Le digo al de recepción. Él me regala una sonrisa picada.
—Suerte con su vecino —Dice mientras se cierran las puertas.
Esas últimas palabras me dejó desconcertada. ¿Qué pasa exactamente con mi vecino?.
Al llegar al piso 8, bajo con todas mis maletas. los dos primeros son departamentos familiares. Los dos de atrás son los más pequeños.
Rompo el sobre y saco la llave que me dejó el señor Martín. Al ingresar, me llevo con una gran sorpresa.
Hay un arreglo floral con una tarjeta de bienvenida. Paso todas las maletas al depa y cierro la puerta. Antes de desempacar, recorro el departamento.
Los colores me gustan, son pasteles y dan un toque de calidez. hay una mesa de vidrio para cuatro personas. a la mano derecha está la cocina que separa el ambiente por una pequeña isla. Sigo ingresando y a su costado está el baño de visita. Es pequeño pero muy bien distribuido.
A la mano izquierda está la habitación. Hay una cama matrimonial, aquí hay otro baño completo y lo que adore es que tiene una tina. Dónde podré sumergirme por horas, esos días tan pesados que tengo a veces. Mi habitación tiene un pequeño balcón, este colinda con la habitación de mi vecino. Supongo que por el diseño. Nuestras habitaciones están pegadas. Lo cuál, me causa extrañes, porque si hace alguna fiesta o bulla. No debería notarlo tanto.
Reviso que también tiene un closet muy amplio. Decido arrojarme a la cama y dormir un rato. El viaje fue muy largo. Luego vere en salir para tomar desayuno. Para luego realizar las compras necesarias y llenar mi despensa.
Duermo casi tres horas, el sol alumbra mi habitación. Me remueve en la enorme cama king. Son pequeña 1.60 mt, delgada y bien tonificada. Al tener un trabajo que demanda tantas horas. Mi único relajo siempre es hacer uso del gimnasio las horas que tengo libres en mis horarios partidos.
Son castaña de ojos marrones claros, piel clara, mi cabello lo mantengo largo hasta arriba de mis glúteos. Una manía que tengo, aunque es todo un dilema para hacerme el moño alto y recogido cuando estoy por el salón. Me encanta sentirlo libre en mis días libres.
No tengo novio, el último fue hace más de dos años y no duramos mucho. Motivo de la ruptura, fue mi trabajo. Se quejaba que no tenía tiempo para él. No pudo comprender que estaba en una etapa de crecimiento profesional y lo cual debía hacer sacrificios. Sobre todo contar con la disponibilidad de tiempo.
Soy gerente de Alimentos y bebidas, ahora seré responsable de la sede de lima en el hotel. Dicho hotel tiene no solo el servicio a habitación, sino que cuenta con dos restaurantes internos. Uno cómoda fusión y el otro clásico peruano.
Decido tomar una ducha rápido, mi barriga ya comienza a sonar y debo de despempacar. Mañana debo de reportarme en el hotel. Así que solo cuento con un día para adaptarme y acondicionar este espacio. Ya que desde mañana volveré a ser la esclava de mi trabajo.
Lo adoro y más cuando recibo mi sueldo con muchos ceros.
A mis 26 años, son una de las trabajadores más jóvenes, haber conseguido un cargo alto, por méritos en mi desempeño. Amo lo que hago. Aunque eso me aleje de esa vida nocturna o juerga que tienen otros a mi edad.
Salgo de la ducha, es verano y el clima es caluroso aquí, mezclado con la humedad de la zona hace que se sienta más.
Me coloco un vestido corto floreado. Luciendo mis hermosas piernas torneadas. Se que aquí no es europa y hay ciertos pervertidos. Pero disfruto mi comodidad. Aquí a dos cuadras hay un supermercado. Así que tampoco es que tenga que caminar mucho.
Abro mi maleta y busco un bolso chico, coloco mi billetera y mis llaves.
Reviso mi rostro en el espejo. Me aplicó bloqueador, un toque de rubor y labial. A mis ojos solo aplicó rimer para acentuar mi mirada. Soy bonita, o eso es lo que siempre me han dicho.
Me pongo unas sandalias veraniagas chatas, debo de estar cómoda para cargar las bolsas de compras.
Salgo y cierro la puerta con llave, sin antes observar la puerta del costa. Mi famoso vecino. Que me esperara convivir en el edificio.