Capítulo 1
Aaron el Alfa estaba estresado por la invasión de los ojos rojos en su territorio, necesitaba ayuda pero su orgullo y egocentrismo no lo aceptaba, su oficina estaba oscura, tenía la cabeza recargada en su sillón, estaba cansado no había dormido en días.
- Su padre a llegado- informó una sirviente antes de hacerse para un lado y dejar ver una figura alta dominante.
- Aaron no es tiempo de descansos- su voz era fría y cortante, el Alfa se enderezó y fijo su mirada en la de su padre.
- Crees que no lo sé, no e dormido en días- la voz dominante de Aaron causó que su padre rodara sus ojos.
- Se que no quieres ayuda pero la necesitas hijo- Reagan conocía demasiado bien a su hijo como para saber que no pediría ayuda.
- No estoy bien y muy pronto acabaremos con esos ojos rojos- sin decir más su padre se levantó y camino a la salida.
- Pues que pena porque la ayuda ya viene- Aaron se levantó enojado de su asiento, parecía que no acababa de entender que él ya no era el Alfa y aún así hacía las cosas a su manera.
México, Karol
Mis maletas estaban hechas partiríamos por la mañana.
- Te dejare a cargo a caso eso no es suficiente- hable enojada con mi hermana.
- Prefiero salir de aquí que pudrirme como mamá- antes de que regañara se fue, nuestra r**a estaba en peligro de extinción no podíamos arriesgarnos, vivíamos en un refugio en los bosques de México, nadie salía exacto las lunas llenas a tomar baño de luz de Luna.
Mi manda de cinco estaba preparada para partir sin más emprendimos viaje.
Aaron
Estábamos en un lugar específico en el bosque, mi papá estaba a mi lado, no nos había dicho que esperar o a quien, solo estábamos allí esperando.
Escuchamos como rápidas patas corrían a nosotros pero no las veíamos, empezamos a girara nuestras miradas entorno a nuestro alrededor, se escuchaban en diferentes direcciones, cuando menos nos dimos cuenta estamos rodeado de cinco panteras, papá sonrió, a caso eran ellas las que esperábamos.
- Y su Alfa- pregunto mi papá y ella se relajaron, una pantera negra se puso delante de nosotros, era hermosa, nunca había visto una pantera tan cerca.
- Por favor Karol sabes que no les árenos daño- en un segundo tenía a una mujer delante mío, era alta y su cuerpo era tosco, su cara redonda con uno que otro grano, su cabello largo n***o y en frente tenía dos mechones color azules pintados, era pálida y tenía pecas que tapaban debajo de su párpado, se acercó a mi padre y lo abrazó.
- Reagan un gusto- mi papá la recibió.
- Lamentó lo de tu madre era una gran mujer, ella y yo éramos buenos amigos- fue lo primero que dijo mi padre al verla a los ojos, sus ojos eran cafés fuertes, tan oscuros que podías verte atreves de ellos.
- Deja te presento a mi hijo, él es Aaron- giré a ella para presentarme.
Karol
Al voltear la vista pude distinguir a un chico alto intimidante, si cabello era color chocolate desordenado y sus ojos grises te gritaban, mírame pero no me toques, tenía un fornido cuerpo, podía ver que tenía toda la parte de arriba de su cuerpo tatuado ya que en su cuello se podía ver una rosa y más tatuajes que bajaban ya sus dos brazos de llenaban igual que estos, era atractivo.
Lo miré de abajo hasta arriba y pare en sus ojos, no podía ser, pues si podía ser, un lazo dorado salió de mi pecho y entró el suyo, claro que solo yo podía ver esto y sentirlo, era como si mi mundo ahora era el, mi vida era suya, mi corazón le pertenecía y mi alma le rogaba, era el, él era mi huella, la había encontrado.
- Alfa Aaron Black un gusto- me estiró su mano y yo la recibí.
- Alfa Karol Lagunas un gusto- su mano era caliente y su piel era suave, su anillo tocó mi mano causándome escalofríos.
- Entonces Alfa Karol a que se debe su ayuda- podía ver en sus ojos enojo y ambición, sentí como me apretó la mano, a caso me retaba.
- Su padre me lo pidió, dejaría de retarme y soltarme de una ves- dije susurrando a un nivel en que él y yo oyéramos, él me vio con una sonrisa torcida y me soltó con desgracia.
- Perdón la costumbre- se dio la vuelta y empezó a caminar a la casa que se encontraba a unos metros de nosotros.
- Lo lamento tanto él no es muy educado- me dijo su padre y me invitó a pasar.
La casa no era tan grande era de un tamaño mediano para que toda su manda cupiera, era bonita tenía plantas por doquier, olía a esencia de pino y adentro de podían ver dos mujeres, una no tan joven unos 40 años y la otra más chica unos 20, las dos cocinaban y el olor llegó a mi.
Si que era exquisito, cerré mis ojos disfrutando el aroma hasta que su voz me hizo despertar, era la beta de mi manda.
- Karol no pudiste encontrar tu huella en México- me dijo con gracia, reí y vi a Aaron entrando a la cocina con todos detrás.
- Si prefiero un albañil que esté mal educado- las dos reímos, Cessie se fue atrás de mi a su posición.
- Karol querida mira como as crecido- la señora Rosaline me dio un gran abrazo, era la esposa de Reagan y mamá de Aaron.
- Señora Rosaline me perdonara pero no recuerdo ábrelo visto antes- dije con pena mientas se separaba de mi.
- No creo que recuerdes cuando yo te cambiaba los pañales- me indicó donde sentarme en una mesa muy grande redonda de madera.
- La comida está lista, an de estar hambrientas después de un largo viaje pero no se preocupen mi hermosa esposa preparo la comida- presumió Reagan y la señora empezó a servirnos de comer.