5. Compromiso

2210 Palabras
En el interior de un lujoso restaurante, Bastian apoya una de sus rodillas en el piso, entre sus manos extiende una cajita de terciopelo n€gra, en cuyo interior deslumbra el diamante de un anillo de compromiso respondiendo a las luces de las elegantes lámparas colgantes de cristal. —Kristen Blanc, ¿aceptarías convertirte en mi esposa? —Pregunta con nerviosismo. Ella se llevó sus manos a la boca con delicadeza y asintió repetidamente con sus ojos nublados. —¡Si! Si acepto, Bastian. —Responde jadeante. Kristen estiró el brazo y dobló su muñeca dejando su mano colgada pidiendo que le colocara el anillo, después de que Bastian lo deslizó en su dedo, ella lo haló de la mano para darle un caluroso beso. Luego, él tomó asiento frente a ella sin dejar de acariciarla. —Cariño, me acabas de hacer muy feliz... —Yo igual lo estoy, he soñado con ser la señora Scott. —Él le sonríe quédamente. —Serás mi reluciente esposa perfecta. —Ella se carcajea. —Cielo, ¿ahora si conoceré a tu familia? —Si, ¿te parece si vamos ahora mismo? —A ella se le iluminó aún más el rostro cuando él le dijo aquello. —¿¡De verdad!? ¡Me encantaría! Sabes lo mucho que he esperado este momento. —¿Estás preparada para conocer a mi hermana? —Es increíble, no te preocupan tus padres sino tu hermana. —Añade entre risitas. —Mis padres son adorables, me apoyan en mis decisiones, pero mi hermana es un poco difícil, ya te lo he dicho, aunque después de que se deja conocer, es encantadora. —Kristen aprieta su mano con suavidad. —No te preocupes, cielito. Ya nos llevaremos bien, ya se acostumbrará a vernos juntos, además, me has advertido sobre su temperamento así que no me tomará desprevenida. —Le habla de forma comprensiva. Durante algunos meses, Bastian había mantenido una relación oculta con Kristen, una famosa modelo y actriz, estaba deslumbrado con su belleza y elegancia; esta vez supo cómo esconder muy bien su relación sin que Diana se diera cuenta. Él era un hombre maduro que quería una estabilidad amorosa, por lo que ya estaba en busca de una mujer con la que pudiera establecerse y Kristen le parecía perfecta. Ella es una mujer de 26 años, tan alta como Bastian, esbelta, con una larga cabellera n€gra, labios carnosos, ojos verdes y un rostro estilizado, su atractivo era indiscutible. Con una mano sosteniendo la pequeña cintura de Kristen, se encuentran frente a la casa de la familia Scott. Ella estaba muy calmada y segura se sí, mientras que él parecía más intranquilo. —¿Estás lista? —Si, mi cielo... Más que lista, estoy muy entusiasmada. —Bien... —Bastian abrió la puerta y terminaron de entrar. Una vez dentro, pasaron a la sala, él miró hacia todos lados y la casa estaba en silencio, hasta que salió Serena a recibirlo. —¡Oh, cariño! Qué bueno verte. Te hemos echado de menos. —Le dio un caluroso abrazo y luego posó su mirada en su acompañante. —También es un gusto verte... —Él volvió a posar su mano en la cintura de Kristen. —Mamá, ella es Kristen, mi prometida. —Ésta esbozó una sonrisa de oreja a oreja, a lo que Serena se queda atónita. —Mucho gusto señora Scott. —Kristen le dio un beso en cada mejilla. —Oh, un gusto. —Responde consternada aún. —Esto es... es una sorpresa. —Amor, ¿con quién...? —Pregunta Magnus apareciendo en busca de su esposa. —¡Bastian! Hijo, ¡qué bueno que nos visitas! —Saluda alegramente tan pronto se percata de que Bastian los visita, para luego fijarse también en la mujer que lo acompañaba, extrañado. —Hola, papá... Buenas noches. —Responde sonriente. —Amor, ella es... es su prometida. —Dijo Serena, contestando la pregunta que sabía que su esposo se hacía internamente. Kristen se acercó atrevidamente a Magnus y estrechó su mano. —Hola señor Scott, mucho gusto... —Al igual que su esposa, quedó desconcertado. —Mucho gusto, joven. —Habló cortésmente. —Ella es Kristen Blanc, tenemos planes de boda. —Magnus levantó sus cejas, pestañó varias veces y se ubicó al lado de su esposa. —¿La famosa actriz? —Si, así es papá... —Responde presumiéndola. —¡Qué alago que hayan escuchado de mí! —Magnus y Serena le sonreían por cortesía, pues aún no procesaban la reciente noticia. —¿Dónde está Diana? —Indaga Bastian. —Estudia en su habitación, adelanta todo lo que puede para no faltar a sus días de entrenamiento. —Le dice su madre. Sintió algo de preocupación por su hija, pues, cuando se enterara de esta sorpresa, no se lo tomaría bien. En ese momento escucharon pasos apresurados bajando las escaleras. —¿Es Bastian? —Diana preguntó con entusiasmo mientras bajaba las escaleras, a lo que sus padres y Bastian cruzaron sus miradas, Kristen no parecía inmutarse, mantenía su postura confiada y sonriente. —¡Hermano! —Su hermana lo saludó eufórica y de inmediato se le pegó al pecho, omitiendo el resto del mundo. —Dios, Bastian, hace muchos días que no te veía. —Se lamenta aun pegada a su pecho, él le dio un beso en la coronilla de la cabeza. —Di, también te he extrañado, las últimas veces que he venido estás en clases. —Han sido escasas las veces que has venido, tengo entendido. —Le recuerda seriamente cuando se separa de él. —Di, hermanita, han cambiado un poco las cosas. —Dice Bastian cariñosamente posando una mano en su rostro. Diana apartó su mirada de él y finalmente se percató de la esbelta desconocida sonriente al lado de su hermano, la escaneó con desagrado de pie a cabeza. —¿Ésta quién es? —Había tensión en el ambiente. —Di, por favor... Necesito más respeto y que moderes tu vocabulario. Ella es mi prometida, Kristen Blanc, nada me haría más feliz que se lleven bien... Te lo pido. —Solicita en tono suplicante. —¡Ah! Con que una actriz. —Gruñe volviendo a escanear a Kristen. —Si... ¡Estoy muy feliz de conocerte finalmente, Di! —Tomó las manos de Diana entre las suya y también le dio un beso en cada mejilla, ella se apartó un poco mirándola con los ojos un poco más abiertos y con cara de asco, apartando luego sus manos de las suyas. —Para ti, soy Diana. —Esboza una sonrisa hipócrita. —Di, por favor... —Replica Bastian. —No te preocupes, cielito. —Kristen le habló a su prometido suavemente deslizando su mano por el hombro. —Yo entiendo... Diana dio unos pasos hacia atrás posando sus ojos en su hermano con cierto pesar por haber ocultado su noviazgo, Serena pasó su mano por el cabello de su hija buscando que consiguiera algo de calma. —Bien, tomemos asiento... Creo que nos gustaría conocer su historia y cómo es que llegaron a esta decisión que nos ha tomado por sorpresa. —Sugiere Magnus. —Pediré a Lina que nos traiga unas bebidas. —Gracias, papá... —Ha de ser interesante su historia de amor. —Añadió su madre. —Si, bastante interesante. —Dice Diana con sarcasmo y se dejó caer en el sofá. —El brillo de esa roca en tu anular llega hasta la cuadra vecina, ha ser buena esa historia. —Es hermoso, ¿verdad? —Kristen estiró su mano con elegancia, Diana le ofreció otra de sus fingidas sonrisas. —Y la propuesta de matrimonio fue en el restaurante La Cima. —Ya veo... ¿No es ese en donde es una odisea conseguir una reservación? —Si, ese... Pero tengo mis trucos. —Kristen ahora deslizó su mano desde el hombro de Bastian hasta su mano para entrelazarla, con orgullo. Por un rato la pareja conversaba dando a conocer cómo fue su encuentro y cómo iba evolucionando su relación secreta hasta esa misma noche cuando Bastian decidió proponer matrimonio, Diana solo observaba en absoluto silencio a Kristen, con sus brazos cruzados y casi sin pestañear, la analizaba detalladamente, notaba cómo intentaba simpatizar con esmero, entre esas conversaciones ella no dudaba en jactarse de los sitios lujosos a los que su prometido la llevaba y los regalos ostentosos que le hacía, también veía que la mujer era algo inquieta con sus manos, porque no perdía oportunidad de toquetear a su padre. Por otro lado, Bastian parecía perder su humildad con ella, actuaba diferente, más banal. Diana se puso de pie de forma repentina y ruidosa, haciendo que todos se giraran a verla, no quiso escuchar más, fue suficiente para ella presenciar lo que catalogó como una "mala actuación" por parte de Kristen, además, le daba la impresión de que quería provocarla de algún modo. Solo bastaron unos minutos para descartarla al igual que a las demás. —¿Qué sucede, Di? —No puedo creer que por esta tipa estés alejándote poco a poco de nosotros. —Bastian quedó helado. —¡Diana! —Le exclamó su madre. —Lo siento, mamá... Buenas noches, sigan disfrutando de su velada, tengo mucho que estudiar. —Se marchó. Bastian pasó su mano por su frente inquieto. —Cielo, deberías hablar con ella... Seguramente está celosa y es entendible. —Le sugiere Kristen dándole un beso en la mejilla. —Tu prometida tiene algo de razón, cariño. Diana ha sido muy sobreprotectora contigo y siempre andaban juntos para todos lados, creo que esta noticia repentina no es fácil de digerir para ella. —Apoya Serena. —Es cierto... Bastian tocó con suavidad la puerta de la habitación de Diana. Ella estaba tirada en su cama boca arriba con su brazo cubriendo sus ojos y audífonos en sus oídos escuchando música. En vista de que ella no respondió, él decidió abrir cuidadosamente, entró y se tiró a su lado, lo que la hizo girar con brusquedad. —Bastian... —Le sale en un susurro, quitándose los audífonos. —Hola, Di. —Se recuestan de lado y quedan frente a frente. —Ella no es para ti... Esta es la peor de todas... —Lo mismo has dicho de todas las chicas con las que he salido y has espantado en los últimos años, Di. —Y el tiempo me dio la razón con unas cuantas de ellas. —Él asintió. —Lo sé... pero las cosas son diferentes ahora. —¿Dejarás que te utilice y te cambie? —No lo está haciendo... —¿Estás seguro de eso? —Di, debes entender una cosa... Yo ya no soy un chico, tengo 35 años, quiero establecerme y formar una familia... Y será con Kristen. —Eso suena desesperado. —Él sonrió. —Me gusta ella... —¿La amas? —Pregunta exasperada. —¿Te visualizas teniendo con ella lo que tienen papá y mamá con el pasar de los años? —Él se quedó pensativo. —Nos casaremos, Di... —No soy experta en el amor, pero tenemos una buena referencia. Se supone que debería haber una conexión memorable y que quieran el bienestar para ambos. Ella debería admirarte por lo que eres realmente, no por los obsequios costosos que le hayas hecho y tú deberías responder si la amas sin titubeos. —Le dice seriamente, bajando de la cama. Él rio. —Guau, tienes la teoría, deberías ponerlo en práctica. Creo que ya es tiempo de que busques un novio Diana, nunca te he conocido uno. Trataré de no celarte de él porque estoy seguro de que harás una buena elección... Entenderías muchas cosas. —Ella lo miró con frialdad. —El día que tenga a mi pareja, no me olvidaré de mi familia por él. Al contrario, debe compartir conmigo los mismos ideales de que “la familia es importante” sobre todas las cosas. —¿Estás molesta porque no los he visitado constantemente? —Preocupada porque estás dejando de ser tú, por una mujer... —Hey, no digas esas cosas... —Posó sus manos en los hombros de su hermana. —Sigo siendo yo, no dejaré de quererte o a nuestros padres porque me case, estaré siempre que me necesiten. Apóyame por favor, no sabes cuánto significaría que me apoyaras esta vez. —Okey. —Dice sin expresión y cruzándose de brazos. —Eso no sonó convincente, pero te lo agradezco... —Oye cambiando de tema, mañana es uno de los último entrenamiento antes del campeonato internacional, ¿sí irás como siempre lo has hecho, verdad? —¡Por supuesto! Ahí estaré. —Le dio un beso en la frente. —Haciéndole porras a mi campeona. —Te esperaré... Diana observaba desde la ventana de su habitación cuando su hermano le abría la puerta del auto a su prometida para que subiera y luego subía él del lado del conductor. Mientras estuvieron en casa ella no volvió a salir, estaba convencida de que Kristen lo estaba cambiando de a poco y apenas tenían algunos meses juntos. —Bien, será un nuevo reto impedir una boda...
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