Millie —Nos veremos el próximo mes, mamá. Cuídate. —La recepcionista burbujeante y su brillante sonrisa eran casi lo único que podía arrancarme una sonrisa, aunque fuera a medias. —Gracias. Hasta pronto. —Agité la mano que sostenía la tarjeta de cita, mientras apretaba las imágenes de la ecografía en la otra. Acostúmbrate a hacer las cosas sola, Millie. Eres todo lo que tienes. Ese pensamiento trajo otra ola de tristeza, pero la sacudí y salí del vestíbulo lleno de parejas felices y nerviosas, esperando ansiosamente al nuevo m*****o de su familia. Estaba feliz por ellos, de verdad. No era su culpa que yo tuviera mal gusto para los hombres. Sin familia para ofrecerle a mi bebé. Está bien. Vamos a estar bien. Solo tú y yo. Era un pensamiento triste, pero estaba decidida a no llorar, así

