Un hombre infeliz Alessandro sacó la pistola con toda la intención de descargar aquella ira en algún otro desgraciado. Entonces Romeo no tuvo más remedio que sacarlo a la calle antes de que matará a cualquiera que estuviese presente solo por el despecho que le había provocado la invitación de Nayla. Desde que había llegado a Sicilia, Alessandro se había ganado a pulso el título de Rey. Todos lo temían, sabían que en sus venas llevaba la crueldad, su mirada depredadora era su sello de poder y terror. Era mucho más que un mafioso, era la sombra que gobernaba en aquellas calles, y su poder crecía con cada gota de sangre que iba derramando por su camino. -¿Y qué esperabas que hiciera, Lessan? -cuestionó Romeo viendo como Alessandro apoyaba la cabeza en la puerta del Bugatti cromado con e

