Luego de un largo rato de conversa. La hermosa mujer ha caído en un letargo fascinante. Paso una manta por encima de ella, cubriendo su redondo vientre. Su rostro se encuentra pegado de la almohada y su boca a medio cerrar. Esbozo una sonrisa mientras me tapo la boca, sorprendido por lo maravilloso que es admirarla. Me doy la vuelta, entre juntando la puerta. Busco una almohada apoyándola en el mueble. Pero, una pequeña puerta blanca llama mi atención. Decido caminar hacia el lugar,
Empujando la puerta, enciendo la luz. Para encontrarme con un diminuto cuarto azul, con una cuna blanca. Me acerco hacia el perro de felpa y el unicornio. Un nudo en la garganta prolifera en mi garganta cuando lo sostengo en mis manos ¿Siempre estuvo aquí? Me pregunto mentalmente, emocionado ante eso. Decido
