Katherina Me vuelvo a sentar, en la misma silla donde puedo mirar hacia la ventana. Mi vista permanece a la lejanía de ella. ─¿Cuánto tiempo ha estado así?─Pregunta Alice. ─Tres semanas─ responde Estefanía. ─A veces, solo se levanta y va directo a esa ventana. Lleva tiempo sin comer bien, ha bajado notablemente de peso… estoy preocupada─ agrega, haciendo que resople. ─Estoy aquí. No hablen de mí, como si no estuviera─ reclamo, sin apartar la vista de la ventana. ─Katherina, ¿no tienes hambre? Puedo hacer la deliciosa pasta que te gusta o hasta pedir una pizza. Katherina, no te puedes negar a la pizza─ propone Alice. ─No tengo hambre─ digo, tajante. Oigo cómo murmuran. ─Si no tienes nada qué hacer, vete─ le ordeno, molesta. ─Deja de ser tan perra─ dice, insultándome. ─Como quie

