Capítulo 1

1189 Palabras
Años antes... —¡Victoria! Jake me seguía por el pasillo del instituto, tal como ardillita buscando nueces. Fastidioso y agobiante era poco para describirle; Mover un pie significaba tenerlo detrás pisándome los talones. No sé cuánto tiempo iba a necesitar para hacerle entender que no me gustaba, ni un mero detalle de su presencia. Que por más que se esforzara no lograría encontrar mi atención. Le faltaba mucho para poder hacerlo. Y no es que me creyera la gran cosa, pero la mayoría del tiempo, prefería la soledad, antes que la calidez humana. Le tenía muy poca tolerancia a las personas, y más a los que asistían a este sobrevalorado Instituto. Era de esas almas solitarias que preferían escabullirse detrás de los árboles en mis pocas pero existentes horas libres, tal vez en un libro que me atrapara, o en mis vagos pensamientos. —Victori...—No le dejé terminar y me volteé dejándolo perplejo. —¿Qué-sucede? —Le hablé pausadamente. Y aunque un poco cruel de mi parte, ya bastante cansada me tenía la verdad. —Quiero invitarte a salir. —Ajá. —Solté para que continuara. —Pensé que te gustaría tal vez...—Otra vez decidí interrumpirle. —Jake ¿Verdad? —Sabía muy bien su nombre. Pero la paciencia no era considerada una de mis virtudes. Todo esto me colapsaba en absoluto. Él asintió. — ¿Por qué quieres ir conmigo? ¿Por qué no se lo pides a otra chica? —Porque es contigo que quiero compartir en este momento, no con nadie más—Su mirada tímida y a la vez nerviosa me hacía pensar que tal vez necesitaba quererse un poco más. Aunque su tenacidad podía llegar a sorprenderme. —¿Entonces tú...? —No eh...Ya superé esa parte de mi vida, la verdad es que quiero salir como buenos amigos. Sé lo mal que ha estado rogarte y ser tan intenso contigo. Yo... —Dijo buscando las palabras que iba a utilizar. — Yo realmente te pido disculpas por ello Victoria, he sido muy inmaduro y tal vez agobiante, y...No sé si sea demasiado tarde pero intento...— Se detuvo nuevamente, pasando saliva.—Intento remediar las cosas.—Sus ojos se detuvieron en los míos por milésima de segundo, esperando tal vez que de mi boca saliera algo, pero no fue lo que sucedió. —Aunque sé que lo más probable es que me digas que "no" pero... —¿Pero? —Repetí para que continuará. —Pero no pierdo las esperanzas de que puedas aceptarme aunque sea una salida. Después de esta puedo prometer dejar de insistir y dejar la cosas así, pero de verdad lo necesito. Sí que sabía adivinar. Pero no, por una vez en mi vida no sería tan cruel con el indefenso chiquillo. Quería probarlo, ver hasta dónde podía llegar con esto. —Está bien. —¿De verdad? — Noté como sus ojos brillaban, sé que jamás esperaría lo que que yo acababa de soltar de mi boca. —Gracias, de verdad gracias. Reí. Era increíble como una persona podía enfrascarse tanto por alguien, obsesionarse, e idealizarla a tal punto. —Créeme que no voy a arruinarlo, lo prometo. —Claro que no lo puedes arruinar Jake, tengo novio. —Apenas estábamos conociéndonos pero él no tenía por qué saberlo. Aquel estúpido de ojos miel que me tenía la cabeza loca y que casualmente también vivía justo a mi lado. El atractivo vecino en pocas palabras que presumía en silencio, por mi corta edad. Asintió pasando saliva y de pronto me hizo sentir un poco culpable. No quería ser mala persona, pero no podía ser hipócrita ni demostrarle algo que no me nacía, ni sentía. ¡Perfecto Victoria, una ganadora!, haciendo más miserable de lo que era, al pobre de Jake. —To-todo bien. —Qué bueno Jake. ¿A qué hora será? ¿Y en dónde? —Quería intentar que se relajara pero creo que en él eso no resultaba nunca. Tampoco es que yo fuera buena intentándolo. —Lo- Lo que tu qui-quieras. Rodé los ojos. —No tenías nada planeado ¿Verdad? —Como siempre me dices que no, no pensé que... —Tranquilo, entiendo. ¿A comer? ¿Te gusta el restaurante que está a una cuadra de distancia? —¿Tan cerca? —Su cara me miró con duda y sorpresa. —Pues sí. Aunque quisiera, no podría. Tengo chofer privado, y mis padres me matarían si no llego a casa temprano. Si quieres saltarte la hora de Biología conmigo, te espero. Había dado en el clavo. Me sentía tan mala. Era realmente una manipuladora con el chiquillo. Pues sabía perfectamente que era un cerebrito sin remedio, no se perdería jamás una clase, y menos una clase de biología, lo que más le gustaba. ¿Que cómo sabía? Pues estaba al corriente de que solía ser la mayor calificación en la materia. —Eh, ¿Y si fuera en otra clase tal vez?, ¿O un sábado? —Si es el sábado, lo lamento pero no podré, ni mucho menos el día que le sigue, de hecho tengo la agenda súper ocupada. —Y ahí si no le estaba mintiendo. Mis padres me tenían en tantas clases que aveces sentía que me asfixiaba, con las miles de cosas que querían que procesara en mi mente. —Yo no puedo faltar a esa clase, tengo un promedio excelente y... —Pues hubiera sido un gusto salir contigo a comer Jake, pero de verdad estoy muy ocupada. —Me giré decidida a marcharme. —¡Espera!— Escuché a mis espaldas. Apreté los ojos con fuerza. —¿Sí? —No se suspende. Iré contigo hoy a comer sí o sí, quiero acabar con esto de una vez. —Abrí los ojos algo atónita, dándole la espalda. Sin embargo disimulé antes que se diera cuenta, dándome la vuelta hacia él.—Perfecto, entonces nos vemos más tarde. — Me parecía increíble su insistente forma de querer obtener todo lo que se proponía. Sin embargo traté de no darle tantas vueltas y esperar que el almuerzo no fuera más que eso, un simple almuerzo. /// Quería arrepentirme de lo que le había dicho a Jake. Lo último que deseaba era que la Profesora fuera corriendo a contarle a mis padres, esa sería la gota que faltaba para derramar el vaso; No estaba de ánimos para enfrentarme a Jake, ni tampoco para perder mi tiempo. Pero algo que todavía desconocía pero que dentro mío se encontraba me carcomía. Tal vez podría llamarle culpa o remordimiento, esos que superaban mi fastidio, y mi terquedad. Sabía perfectamente que era un hombre bueno, y tampoco quería herirle, sólo era un pobre chiquillo que sentía y padecía como cualquier otro, el cual vivía de acuerdo a sus impulsos y deseos. Deseos que no siempre terminaban por cumplirse. No es que yo fuese la más inalcanzable, pero simplemente no encajábamos. Él era muy aburrido y correcto, y esa palabra muy rara vez salía a flote en mi diccionario. Si quisiera una persona perfecta, buscaría un robot.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR