Capítulo 2

1083 Palabras
Cuando me acerqué a él, su frente brillaba en sudor, tenía una sonrisa nerviosa bajo sus braquets transparentes, que a penas le dejaban cerrar la boca. Su mirada inquietante, detrás de aquellos cristales grandes que sostenía con su respingada pero grande nariz, me causaban un poco de ansiedad la verdad. —Jake, mantén la calma, solo es una salida de amigos, ¿Lo recuerdas?— Le pasé una servilleta que reposaba en el lado de la mesa.–¿No? Terminé de decir— Estas sudando, ten. — Lo sé es solo que no pue-puedo evitarlo. — Pasó saliva, mientras se secaba con manos temblorosas.— Nunca he salido con otra chica, exceptuando a mi madre y hermana y por supuesto que eso no cuenta. Me reí. –Obvio no. Por dentro me daba algo de pena. Sé que estaba pasando por un momento difícil, debía serlo, más cuando se trataba de alguien que te gustaba y que no correspondía con los mismos sentimientos que los tuyos. Estábamos en una mesa redonda y pequeña de color blanco, mientras que el sol traspasaba el vidrio del restaurante proyectándome directamente en mi delicado rostro. —Eh, te vas a rostizar ahí, si-sientate aquí. — Soltó señalando el espacio que quedaba al lado suyo Hice un gesto de agradecimiento con el rostro. Pero no accedí, puesto a que eso significaría que estaría más incómodo con mi cercanía. —Cambiemos de mesa, ¿No te parece? —Ta...También Cuando nos dirigimos a la que estaba a un lado, una figura conocida abrió la puerta. Era Sarah, con su puñetero moño alto que se hacía en el cabello, para sarandearlo de aquí para allá, mientras soltaba estupideces en el camino. —¡Vickyyy! —Soltó con el tono más falso imposible al mirarme. —Como si le interesase. —Pensé. —Hey. — Respondí con apenas ganas de notar su existencia. —Vaya, vaya, con quien estas y de paso en una cita, que mal tercio que soy. —Victoria y yo... —Empezó Jake, tratando de explicarse. —Están saliendo, lo sé, no es necesario que me lo digas chiquito. Hacen bonita pareja son tal para cual, ya decía yo que Victoria no era una santurrona. Cada falta, una cita. No sabía que ahora te comías a los nerds. – Sus dientes alineados en forma de sonrisa fingida, era lo menos que deseaba ver en estos momentos. —Estábamos conversando de algo importante, ¿Te parece dejarnos solos? —En mi mirada no podía caber más indignación. —Ay lo lamento amiga, yo solo vine por un café. ¡Adiós Jake! —Soltó con su hipocresía, levantando la mano. Yo rodé los ojos. No sé ni siquiera por qué solía pasar tiempo con ella, era increíblemente estúpida, la verdad. —Lo lamento Jake. —Solté a duras penas, cuando la vi ya, a metros de distancia. —No hay de qué, ella es... —Una arrogante, lo sé. —Iba a decir: mi hermana. —¿Eh? — Pregunté atónita. —Sarah ni de chiste podría ser tu hermana. —Lo es. —¿Me quieres decir que llevo soportandole desde hace un año ya, y nunca me lo había dicho? —No quiere que nadie se entere. —¿Y eso, por...? —Ya sabes, no soy tan popular como ella... Y antes de que pudiera decir otra palabra, un mesero venía apresurado y con una mirada que podía decir mucho. Intenté carraspear por la incomodidad del momento. Odiaba que fueran tan obvios y más en situaciones como estas. Que falta de respeto. —Buenas tardes ¿Van a ordenar o prefieren esperar? Jake me miró en busca de que tomara la iniciativa. — Eh... Sí. Un jugo de durazno por favor. —¿Solo eso señorita? —Sentía sus ojos examinándome por completo. ¿Acaso los hombres no sabían más nada que hacer? No lo sé, respetar o algo parecido. Asentí mirando hacia otro lado. No permitiría algo que más bien me resultaba un abuso. —¿Y usted? — Le preguntó a Jake. — Una Pepsi. —De acuerdo, en unos minutos llega su orden. Cuando se fue, ahora era Jake quien me miraba preocupado. —¿Estás bien? —Eh sí, ¿Por qué o qué? —Te noto algo rara. —Bueno Jake tampoco es como si me conocieras desde hace tiempo. —Cierto, lo siento. —No te disculpes tanto, discúlpate cuando de verdad sea necesario. No por simples estupideces. —Eres muy fría. — Lo soy, cosa por la que no sé siquiera por qué te sigo gustando. O bueno ya no, ¿Cierto?—Aveces mi ego podía superar niveles insoportables. Creo que eso era lo que traía, de la toxica relación de amistad que compartía con Sarah. —Asintió pasando saliva. — ¿Cómo te va en el Instituto? —¿En la posilga? Bien o mal, siempre me exigen más. Debo ser la chica perfecta todo el tiempo. —Tus padres deben de ser bastantes estrictos contigo. —Lo son. Creo que son el motivo de mis dolores repentinos de cabeza. —Bueno debes entender que quieren lo mejor para ti. Más con el éxito y fama que ya tienen encima. —Pues sí... El jugo y el refresco llegaron a la mesa más rápido de lo que pensé, y la mirada de pronto, perdida de Jake me hizo intrigarme de la razón de su embelesamiento. —Jake... — Me iré. —¿Eh? — Me voy del país, con mi familia. —Explicó. —Lo último que pensé es que dirías eso. ¿Qué piensas hacer con tus estudios? Eres muy bueno en lo que haces, no creo que sea bueno postergarlo. —Voy a estudiar en línea. Mientras que me vaya acostumbrando a la nueva ciudad, y me establezca en un nuevo Instituto. —Asentí. — ¿Cuando te vas? —En una semana. —Dios mío Jake, es demasiado pronto. —Lo es. —Pues muchísima suerte Jake, eres un buen chico y sé que conseguirás algo grande. —Gracias. —¿Sarah se irá contigo? —No creo, ya tiene su mundo aquí, sin embargo lo está pensando. —Entiendo... Y con esto se pasó la tarde, los exámenes, sumado a la bulla de los estudiantes que ya querían salir de vacaciones. Los profesores hartos de los mismos y los directores a poco de arrancarse los cabellos que le quedaban, por el estrés.
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