Mis salidas con Ignacio fueron cada vez más frecuentes, almorzábamos juntos cada vez que yo podía.
Un mes después me pidió ser su novia.
-Sé que es muy rápido, pero no tienes que responder ya, voy a dejar esta pregunta abierta hasta nuestras siguientes vidas. - Dijo nervioso cuando vio que me quedé callada.
Pasó el tiempo y quede de verme con kate para almorzar. Era la hora de comer de todos en la empresa así que estaban un poco revueltos los pasillos.
-Mira papá es la princesa de la que te hablo siempre – Escuche la voz de Rob - Enseguida voltee y un pequeño rubiecito venia hacia mí, yo me agache y le di un abrazo.
-Megan? Escuche una voz conocida. -Megan eres tu?
Inmediatamente subí la mirada y era el, era Gastón.
Joder, hace más de 5 años que no lo veía. Ni siquiera sabía que seguía trabajando en la empresa. Me quedé helada. Quería salir corriendo. Quería desaparecer.
-Papá conoces a mi princesa? - Preguntó Rob un poco intrigado.
¿Que? Gastón era el padre de Rob. Joder, esto parecía una novela.
-Si, respondió Gastón, la conozco desde que éramos niños dijo el sonriéndole al pequeño.
-Papá podemos invitar a mi princesa a la noche de pizza? Pregunto Rob mirándonos a los dos.
-Lo siento cariño, estoy muy ocupada - Dije mirándolo.
-Pero Princesa, aun no te he dicho que día es - Dijo el pequeño cruzándose de brazos. – Es el viernes, papá y yo hacemos noche de pizza, es noche de chicos también, pero vamos hacer una excepción contigo.
-Tienes razón, Lo siendo. - Dije sonriéndole.
-Entonces vendrás Princesa?
-Si cariño – Dije mirándolo – El me abrazó y yo correspondí a su abrazo.
-Comunícate con mi secretaria por favor. - Le dije a Gastón. Me despedí del pequeño Rob y Salí a toda prisa.
Una vez en mi auto tuve una crisis de ansiedad. Le dije a mi chofer que parara y me fui caminando. Quise correr, pero traía tacones.
Así que camine y camine sin rumbo. Hasta que el sonido de mi teléfono me saco de mi bloqueo.
-Megan dónde estás? eres tal cual tu tío, seguro te quedaste trabajando. -Dijo kate riendo.
Me disculpé con Kate y tomé el primer taxi que vi y le di la dirección. Yo seguía absorta en mis pensamientos. Me había afectado mucho ver a Gastón después de tantos años. Y saber que ese pequeño rubiecito que se había robado mi corazón era su hijo.
-Señorita, ya llegamos dijo el taxista sacándome de mis pensamientos.
Localicé a kate al entrar, era imposible no verla, ella era realmente una mujer hermosa.
Cuando llegué ella se levantó y me abrazó. Realmente necesitaba ese abrazo.
-Ok que está pasando Megan? -Preguntó kate preocupada. Ella realmente me conocía.
-Vi a Gastón y conocí a su hijo. -Le solté de una vez.
-Ay mi amor, lo siento-Dijo ella abrazándome otra vez. Sabíamos que esto iba a pasar, pero lamento que haya sido tan rápido.
-Demasiado rápido, dije yo suspirando. – Porque no me dijiste que seguía en la empresa? -Pregunté yo mirándola fijamente.
-Perdón cariño, tu tío y yo consideramos que mientras no supieras nada de el, mejor. Y que sepas que en cuanto lo supe le reclamé, pero ya sabes cómo era Lucas. Me dijo que el chico necesitaba el dinero porque iba a ser padre y que él no iba a dejar a un niño desamparado.
-Está bien Kate, no pasa nada con eso. El tío tenía razón. -Respondí suspirando.
Comimos y la verdad es que no fui la mejor compañía, estuve más callada que nunca.
-Perdón, me disculpe con ella. No estoy de ánimos.
Ella asintió. -No te preocupes cariño, ven a casa esta noche, no quiero que estés sola dándole vueltas a esa cabecita inquieta.
Yo sonreía, pero era una de esas sonrisas solo para asentir. Una sonrisa a medias.
Me despedí de Kate y me fui a la empresa, me llené de trabajo para no pensar en nada, pero no lograba ni concentrarme.
Ver a Gastón, me había hecho sentir extraña, había llorado años por él, me había roto el corazón. Así que no sabía cómo sentirme.
Fui a casa de Kate apenas salí de la empresa. Gablamos por horas mientras tomábamos vino. Estar con ella me hacía sentir menos sola.
-Gracias. -Le dije mirándola a los ojos.
Ella me miró confundida. ¿Gracias por qué cariño?
-Por ser mi familia. – Respondí abrazándole, Ella correspondió a mi abrazo y la vi llorar.
Los días pasaron hasta que llegó el viernes. Yo estaba hecha un desastre, me estaba comiendo la ansiedad. Tuve que ir al gym por 3 horas para lograr tranquilizarme y tomar una dosis extra de ansioliticos.
Al llegar a casa de Gastón, Rob corrió hacia mí y se lanzó a mis brazos. – Hueles delicioso me dijo aspirándome. - Eso me hiso reír. Yo hacía eso con Lucía.
-Vaya, alguien está completamente enamorado de ti. -Dijo Gastón sonriendo. Y era esa sonrisa hermosa que yo recordaba.
-Hola, le salude. Y que sepas que este pequeño me tiene enamorada. –Dije mirando a Rob – El me tomó de la mano -Vamos Princesa, te voy a mostrar mi habitación.
Me mostró su colección de dinosaurios y legos, todos sus dibujos, en uno salía yo. Estaba dibujada como Elsa la de Frozen.
-Esta eres tu, estas dibujada como elsa porque eres una princesa. Este es para ti. Dijo regalándome un dibujo donde salían dos muñequitos comiendo algo. – Es de nosotros dos desayunando. -Dijo orgulloso.
Yo le agradecí y le di un abrazo.
-Rob, me ayudas con las pizzas? Dijo Gastón interrumpiéndonos, apoyado en el marco de la puerta. El pequeño asintió y salió corriendo.
-Quieres algo de beber? - Pregunto Gaston, mirándome - Yo asentí y él se corrió un poco para que yo pasara. Y nuestros cuerpos se rozaron. Fue algo incómodo realmente incómodo para mi.
Él me sirvió una copa de vino y yo me senté en la barra de la cocina mientras los veía preparar las pizzas y reía con ellos.
Después de cenar vimos una película y Rob se quedó dormido al poco tiempo. Gastón lo llevo a su cama.
-Quieres quedarte otro rato y beber otra copa de vino? Yo asentí. Nos sentamos en el balcón uno frente al otro. –Gracias por querer a mi hijo. Debes ser una buena madre.
-Nada que agradecer, él se hace querer. -Dije sonriente e hice una pausa - No tengo hijos. Respondí mirando hacia otro lado, un poco incomoda.
El parecía un poco sorprendido por mi respuesta. -Por qué? ¿si siempre quisiste ser madre? -Preguntó seguidamente.
Yo mire hacia el piso antes de responder – Todavía quiero, es solo que se me hiso imposible volver a confiar en alguien después de todo lo que pasó.
Hubo un silencio grande.
-Lo siento, dijo él. -Estoy tan avergonzado por lo que hice. Te lastimé. Yo no me casé nunca, siempre te busqué en cualquier mujer que conocía y nunca había nada de ti en ellas. Lucia y yo nunca nos casamos, no tuvimos nada. Nosotros no nos amábamos Megan, solo habíamos cometido una estupidez borrachos, una estupidez de la que ni siquiera nos acodamos. Lo único que nos une es el amor por nuestro hijo.
No sabía ni que responder a eso. Me quede un momento en silencio – Creo que debería irme dije para cortar el momento incómodo.
Cuando llegué a casa llamé a Ignacio. – Hola hermosa princesa. -Dijo el al contestar. –Como te fue en tu cena con tu enamorado de 4 años?
-Hola. -Respondí tratando de tragarme las lágrimas que se avecinaban. -Me fue bien. Gracias por preguntar.
-Y esa vocecita? ¿Paso algo? -Preguntó seguidamente. Y estoy segura que si lo hubiese tenido en frente podría ver sus pupilas dilatarse.
-No pasó nada, no te preocupes. Hice una pausa que parecieron 3000 mil minutos - solo me siento muy sola.
-En 10 minutos estoy en tu casa. -Dijo Cortando la llamada.
Y Así fue, en 10 minutos se apareció en mi casa con un bote gigante de helado. -Nada como el helado para aliviar las tristezas. Luego me sirvió un poco y nos sentamos en el sofá.
-Qué puedo hacer para que me regales una sonrisa? -Preguntó poniendo cara de perrito triste.
Yo negué con la cabeza. – Hoy nada, déjame estar triste.
Él me miró, asintió y acerco sus labios a mi frente. Luego se levantó y se alejó
-A dónde vas? No te vayas. Le dije rápidamente.
El sonrió y se puso una mano en la frente – Sus deseos son órdenes para mi, jefa.
-Que tonto eres dije riendo. Él también sonrió
-Esa es la sonrisa que quiero ver siempre. Me tendió las manos para que me levantara y las puso en sus hombros, vamos a bailar.
Empezó a tararear una canción que no pude reconocer. Y así estuvimos por un rato.
-Gracias, le dije aun pegada a él con mi cabeza en su hombro.
Cuando me desperté, estaba abrazada a él, nos habíamos quedado dormidos en el sofá. Al moverme el se despertó.
-Hola, lo salude. Él estaba estrujándose los ojos. –Todavía sigue en pie la propuesta?
El inmediatamente me miro intrigado.
-Hola, perdón estoy un poco dormido. ¿De qué propuesta estás hablando?
-Lo de ser tu novia. -Dije sonrojada.
El me miró intrigado. –Ya sabes que esa propuesta sigue en pie hasta en otras vidas Megan. -Dijo tocando mi cabello.
-Pues si quiero respondí sonriendo.
Su cara fue de sorpresa. – En serio Megan? y miré sus ojos aguarse inmediatamente.
-Hey pero si vas a llorar entonces vamos a tener que terminar ya mismo. -Dije riendo.
El me hiso cosquillas y después me dio un pico en los labios que yo correspondí gustosa.
¿Quieres quedarte a desayunar? Podemos pedir lo que quieras, nunca como en casa así que no tengo quien lo haga por mí. -Dije encogiéndome de hombros.
-Yo te voy a preparar el desayuno, dime que al menos tienes algo en la alacena.
-Si, kate se encarga de llenarla todos los meses, no sé para qué, pero ya sabes cómo son las madres. La cocina esta por allá dije señalando con el dedo.