Era obvio que Briana también sentía que ese acuerdo se había roto desde el primer momento que William tocó su cuerpo. Pero su temor, era enamorarse de él perdidamente porque se conocía muy bien de como ella era con los hombres, y que luego sufriría cuando William prefiriera a su esposa. Entonces, ella conteniéndose de caer en ese juego, se sentó sobre la cama y cubriéndose los senos con la sábana enfrentó a William diciéndole:
—Señor presidente, sé que estos dos días que hemos tenido sexo han sido maravillosos y los he disfrutado como usted no tiene idea y nos convertimos en otras personas cuando lo hacemos, pero no puedo aceptar ir hacia sus brazos porque sé que será peligroso para mí. Usted es un hombre casado y no quiero ser su amante.
» Eso sería muy malo para mí porque podría enamo
