Luego, Briana fingiendo serenidad, puso sus brazos alrededor del cuello de William y le respondió:
—Ahhh, no sabía que usted había hablado con él.
—Si, en varias ocasiones. Pero como le dije, él no es santo de mi devoción y tengo el presentimiento que quiere ganar las elecciones por alguna conveniencia. Es amigo de Gillian Gibson y ella financiará su campaña. Esa mujer no es para nada buena. Se rumorea que mató a su esposo para quedarse con toda su empresa.
«¡Estúpido sucio, se rodea de gente sucia como él!» Pensó Briana en ese instante.
—Entonces… como usted dice, ese tal Zaid no es una persona muy buena que digamos.
William puso las manos de Briana debajo de sus glúteos y mirándola fijamente le respondió:
—No, como todos los políticos. Pero bueno, no hablemos más de él porque es o
