La vida en Grecia era más simple, se dedicaba a trabajar desde su despacho por el día, almorzaba con Minerva, y por las tardes hacía un poco de ejercicio. A veces tomaba su moto acuática y se iba la playa. Le gustaba la paz del lugar, pero extrañaba un poco a América, mirar desde el ventanal de su oficina la ciudad. La cual aparentaba ser tranquila, pero en el fondo era un caos completamente. Parado frente al mar, cerró los ojos por unos segundos, para respirar el olor a sal que provenía de este. «Hermoso lugar para disfrutarlo solo», se dijo con una mueca de fastidio. Sacudió la cabeza porque no sabía a qué se debía aquel pensamiento. Se dirigió hasta la casa, para darse una ducha y acompañar a su madre a tomar una taza de té. Aunque para él era un café bien cargado. Luego de unos

